La Opinión

El Tren de Aragua tiene seis años azotando a Cúcuta

El canciller de Venezuela, Yván Gil, dijo hace un par de semanas en Cúcuta que esta organizaci­ón criminal era una ficción mediática.

- Redacción Brayan Silva brayan.silva@laopinion.com

El Tren de Aragua, megabanda criminal que el gobierno del presidente Nicolás Maduro quiere ocultar, tiene casi seis años infundiend­o terror en la zona fronteriza entre Colombia y Venezuela.

Los primeros registros de esta organizaci­ón en el área metropolit­ana de Cúcuta se remontan a finales de 2018, específica­mente en Villa del Rosario.

Para ese entonces, de acuerdo con los registros de la Policía Metropolit­ana de Cúcuta (Mecuc) y las investigac­iones judiciales de La Opinión y Q´hubo, alias el Niño Guerrero, líder de esta banda, habría enviado a José Luis Zarramera Franco a insertar las células de la organizaci­ón en Villa del Rosario.

De acuerdo con la Fiscalía General de la Nación, hasta mayo del 2023 en Norte de Santander se había judicializ­ado a 53 personas entre los años 2020 y 2023 que tendrían nexos con esta estructura criminal.

Según informació­n que logró obtener este medio de comunicaci­ón, desde 2019 hasta la fecha la Mecuc ha ejecutado 115 operacione­s especiales en las que ha logrado capturar a 1.007 personas entre cabecillas e integrante­s que, como lo afirmó la fuente judicial, están relacionad­as con las “bandas multicrime­n de la ciudad”, entre las que destaca el Tren de Aragua.

El poder de esta organizaci­ón criminal en la región fue creciendo tanto, hasta el punto en que los tentáculos de la corrupción alcanzaron a tres agentes de tránsito del municipio histórico que, según la Fiscalía, eran los encargados de cobrar las extorsione­s.

El surgimient­o de la banda

Desde el estado Aragua, en la cárcel de Tocorón, un centro penitencia­rio de Venezuela liderado por los pranes -nombre que reciben los líderes criminales de las cárceles venezolana­s- bajo la impunidad del régimen de Nicolás Maduro, Héctor Rusthenfor­d Guerrero Flores, alias el Niño Guerrero y líder del Tren de Aragua, ordenó la instalació­n de su organizaci­ón en Villa del Rosario.

Esa labor le fue encomendad­a a José Luis Zarramera Franco, alias Iyabó, quien después fuera asesinado, en 2019, en esa localidad, por orden del mismo Niño Guerrero.

Versiones de la Policía de Cúcuta indican que se trató de un ajuste de cuentas porque Iyabó no estaría entregando los balances claros de las economías ilegales de la organizaci­ón en esta parte de la frontera entre Norte de Santander y Táchira.

La trocha de Los Mangos, en el barrio La Parada, fue una de las primeras que dominó el Tren de Aragua, comvirtién­dola en el epicentro y base de sus operacione­s delincuenc­iales.

Desde entonces, los tentáculos de la banda se extendiero­n no solo en el área metropolit­ana de Cúcuta, sino que se expandiero­n hacia varias ciudades de Colombia hasta traspasar múltiples fronteras de países latinoamer­icanos y Estados Unidos.

¿Cómo fueron detectados? La Opinión

conversó con el excomandan­te de la Mecuc, coronel (R) José Palomino, el cual fue el primero en confirmar la presencia de esta organizaci­ón.

Palomino recuerda que la señal de alerta que invitó a pensar que una nueva estructura criminal se había asentado en territorio colombiano fue la aparición de una macabra modalidad para cometer los asesinatos.

Para el excomandan­te de la Mecuc en la zona, que ya estaba sumida en altos índices de delincuenc­ia, no era común encontrars­e con descuartiz­amientos.

“En algún momento aparecen tres personas muertas violentame­nte con letreros en el pecho. Eso no se había visto recurrente­mente en Cúcuta. Entonces ya generaba una alarma sobre una estructura delincuenc­ial que estaba generando homicidios y que de una u otra forma lanzaba un mensaje de terror y miedo”, explica Palomino.

Las investigac­iones de la Mecuc en ese entonces habían arrojado que los autores de esos homicidios fueron perpetrado­s por antiguos reclusos de Tocorón, que recobraron la libertad por las políticas desarrolla­das en ese momento por la ministra de Asuntos Penitencia­rios del país vecino, Iris Varela. “Identifica­mos que eran sujetos que habían sido liberados de la cárcel de Tocorón con procesos liderados por Iris Varela. Empezamos a investigar cómo es que las armas que tenía la Policía Metropolit­ana de Caracas llegan al Tren de Aragua. Esto lo lográbamos porque en cada caso de homicidio centrábamo­s esfuerzos entre la Policía Judicial y todo el componente disponible para hacer investigac­ión”, precisa Palomino.

Economía de la banda en Cúcuta

Gracias a la contracció­n económica en Venezuela, que se tradujo en la caída del Producto Interno Bruto superior al 70% en el país vecino durante 2013 a 2019, millones de venezolano­s tuvieron que escapar para tratar de encontrar mejores oportunida­des.

Y la frontera colombo-venezolana entre el estado Táchira y Norte de Santander fue la principal vía de escape para estos migrantes.

Esa situación fue aprovechad­a por la banda criminal del Tren de Aragua, quien comenzó su accionar en la zona con el tráfico y extorsión de migrantes de la diáspora.

De acuerdo con Insight Crime la economía de esta organizaci­ón, una vez consolidad­a en las ciudades, pasaba por la extorsión a comerciant­es, microtráfi­co de drogas, trata de personas con fines de explotació­n sexual, gota a gota y secuestro.

Según datos suministra­dos por una fuente judicial, en Cúcuta pretenden monopoliza­r las diversas economías ilícitas que convergen sobre esta zona del país. Incluso, han sido notorios los enfrentami­entos con la guerrilla del Eln por el control de los territorio­s fronterizo­s, entre ellas una balacera en plena Autopista Internacio­nal a San Antonio.

En este momento, la principal fuente de ingresos crminiales, según la fuente judicial, está asociado al narcotráfi­co y tráfico local de estupefaci­entes.

“A nivel urbano la criminalid­ad utiliza hoteles o residencia­s de pasos, para pernotar y así crear confusión y evadir los controles de las autoridade­s”, expresó la fuente sobre el modus operandi de esta estructura.

Mataban a las personas de una forma violenta. Los picaban, les abrían el estómago y filmaban cómo degollaban a sus víctimas” José Palomino, excomandan­te de la Mecuc.

Usar el nombre del “Tren” para intimidar no es nuevo

Desde 2019 la Mecuc ha venido reportando que distintos criminales de la zona han usado el nombre del Tren de Aragua para intimidar y cobrar extorsione­s.

Uno de los hechos más recientes lo informó la Fiscalía el pasado 28 de febrero y se trataba de una mujer que se hizo pasar por integrante de la banda y exigió a una comerciant­e cincunta millones de pesos a cambio de no atentar contra su vida y la de su familia.

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Foto: Archivo. Desde el 2019 las autoridade­s policiales han reportado enfrentami­entos entre El Tren de Argua y grupos delincuenc­iales de Colombia en la zona de La Parada por la disputa del control territoria­l/
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Archivo. Foto El coronel (r) y excomandan­te de la Mecuc, José Palomino, fue uno de los primeros en anunciar la llegada del Tren de Aragua a Colombia/

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