Monseñor Luis Madrid Merlano predicó con su ejemplo de vida
En octubre de 1988, un mes después de haber asumido el cargo de Obispo Prelado de la Diócesis de Tibú, como director regional del Sena me recibió en su residencia para ofrecerle toda la colaboración y apoyo que requiriese para su misión pastoral en tan importante y crítica región de nuestro departamento. Porque venía del Chocó de donde no traía los mejores recuerdos por la incapacidad y falta de compromiso y de transparencia de algunos funcionarios en sus actuaciones públicas, al comienzo tuvo justi cada prevención. Muy poco tiempo después, disipó cualquier duda.
TALANTE COMPATIBLE
Hubo tal entendimiento y fueron tan productivas y exitosas la planeación, ejecución y evaluación conjuntas de las distintas actividades entre monseñor Madrid y la curia, con los directivos y funcionarios de la regional del Sena, que ningún programa de trabajo comunitario realizábamos en el Catatumbo, sin antes consultarle su concepto al Señor obispo e informarle en detalle después, periódicamente, de la marcha y ejecución de ellos. Ahí empecé a conocer el compatible talante de monseñor Luis Madrid Merlano y así comenzó nuestra amistad.
Por su conocimiento de la doctrina católica y por su fortaleza espiritual, siempre se concentra en dar a conocer la vida y enseñanzas de Jesucristo, anunciando el Evangelio con palabras y formas de fácil comprensión, argumentando para invitar a la re exión y al permanente encuentro con Dios.
Ajeno a todo afán de protagonismo, demuestra excepcional firmeza en sus convicciones, comportándose respetuoso y tolerante con las creencias y opiniones de sus interlocutores.
UN HOMBRE DE VISIÓN UNIVERSAL
En los 30 años de contar con la generosidad de su honrosa amistad, nunca lo he visto descompuesto ni jamás le he escuchado comentario alguno para descali car a ninguna persona.
Estudioso e infatigable lector, como hombre de vasta cultura y de visión universal, es también un deleite intelectual escuchar sus prédicas en las homilías por la coherente argumentación y pertinencia en sus disertaciones.
La principal virtud es que predica con su constante ejemplo personal, porque tiene acendrados valores y principios, dado su carácter, discreción, sabiduría y hermetismo, inclusive como con dente y consejero en la penumbra.
La autoridad moral, el respeto que inspira, el poder de persuasión y la claridad de su pensamiento, le han facilitado el cumplimiento responsable y honesto de su incontrovertible misión pastoral, en bene cio de la iglesia católica y de las comunidades a las que ha servido con devoción y desvelo.
SU HUELLA INDELEBLE
Prueba de ello son los innumerables testimonios de gratitud y reconocimiento espontáneos, recibidos de los sacerdotes y religiosas con quienes ha cumplido su labor pastoral y de las personas de todas las condiciones con las que ha interactuado en el ejercicio de su misión evangélica en las diócesis de Tibú y de Cúcuta, actuando también como Administrador Apostólico
(encargado) sin descuidar las propias de Arzobispo de Nueva Pamplona, de tan notable tradición e importancia en la jerarquía católica e historia eclesiástica nacional.
Al aceptarle el papa Francisco su renuncia por razones de salud y pasar a ser arzobispo Emérito de Nueva Pamplona, se cumplirá el refrán popular que “la jubilación no es el ocio sino el derecho a escoger en qué trabajar”.
Quede escrito nuestro muy sentido e imperecedero testimonio de aprecio, admiración y gratitud hacia Monseñor Luis Madrid Merlano, quien marcó una época de valioso servicio en nuestro departamento y dejó huella indeleble en la vida de numerosos nortesantandereanos por siempre. Amén.