La Opinión - Imágenes

Sonetos al amor

- Alberto Ángel Montoya

SONETO AL AMOR I

Cuántas veces, amor, por retenerte puse a tus pies mi juventud rendida. Y cuántas a pesar de estar herida te la volví a entregar por no perderte. Cuántas veces también, altivo y fuerte, por alcanzar la gracia prometida, me batí frente a frente con la vida, o me hallé cara a cara con la muerte. Y hoy, cuando mi ilusión vuelve a tu lado trayéndole al misterio de tu hechizo la pluma azul del pájaro encantado, torna otra vez a mi pupila el lloro al mirar desde el puente levadizo que está cerrado tu castillo de oro.

SONETO AL AMOR II

Este dolor de amor que me fue dado a cambio del amor que di sin tasa, para el olvido que al amor traspasa ya tiene el corazón crucificad­o.

Esta sangre fluyendo del costado será el placer de ese otro amor que pasa, dolor que hiere y júbilo que abrasa: otro amor a nacer para olvidado. Herir el gozo a que clamando aspira. Sufrir gozando de saberse herido.

Oh, amor con su verdad y su mentira. Toda la angustia del amor perdido, y el gozo triste que al amor le inspira poder de corazón hacer olvido.

SONETO AL AMOR III

Hiere más fuerte, amor, hiere más hondo, que aún en tu dardo está toda mi vida. Para que goces con tu propia herida, ni al alma oculto, ni la llaga escondo. Mira un momento hacia el ayer. Al fondo, otra -aquella- desangrase vencida. Trasfúndel­e la sangre de tu herida, y por lograrlo, amor, hiere más hondo. Qué triste fue nuestro placer, qué vano.

Oh, carne con sus rosas y racimos, manjar para el necrófago gusano.

Y ha de ser el final lo que quisimos desde un tiempo, oh amor, ya tan lejano. Mas vencidos, amor, nos redimimos.

ES UN DULCE PRESAGIO

Es un dulce presagio de combate este extenderse entre la bruma intacta de frío albor que con tu albura pacta porque el goce sus ímpetus desate.

Esta albura de lino, y esta mate palidez que en tu vientre se retracta en un sitio no más, con esa exacta negrura azul que alertase al combate.

Largo tu brazo en su extensión dilata la espera voluptuosa e intranquil­a; mas cae al fin la niebla de tu bata,

cuando ante la pasión que los vigila, de algas y sal al ósculo pirata, se abren lentos los golfos de tu axila.

SE EXTASIABAN TUS OJOS EN LA ESPERA

Se extasiaban tus ojos en la espera y una ola de amplia encajería tu albo cuerpo orgulloso circuía como circunda el mar una escollera.

Altanero pendón, alta bandera alzada en ti por recordar la vía, sobre el cuello y los hombros se extendía, a un viento de pasión, tu cabellera.

Desde las duras cúpulas al blando y oculto valle, la batalla entera fulgió al incendio de tu boca, cuando tras la derrota de tu cabellera, como una lanza a un viento sin bandera, quedó tu grito entre los dos temblando.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia