Porfirio Barba Jacob:
Poeta, novelista y escritor de sátira política
Su nombre de pila bautismal era Miguel Ángel Osorio Benítez. Su alumbramiento acaeció en el norte de Antioquia, en Santa Rosa de Osos; el 29 de Julio de 1883. De origen campesino y ascendencia judía. Según sus biógrafos, hijo de un abogado habilitado de tribunal que ejerció en los pueblos del circuito del religioso municipio. Estando de brazos sus mayores lo dejan al cuidado de sus abuelos paternos, viviendo una etapa pueril, agradable y de campo. La adolescencia trajo el despertar de su vocación homosexual, y de la vena poética, de escritor con pluma satírica, política. De su consola cerebral bullía sabiduría para poner en jaque a los corruptos.
Su nefasto manejo en las relaciones intersubjetivas e interpersonales lo obligaron a trasladarse a la población de Angostura, donde nació y creció el hoy beato Marianito Euse. Cuyos restos reposan en la iglesia de esa localidad.
El vate parte en 1905 de las tierras paisas a Bogotá y ocupa el cargo de secretario de Educación y de Director de la Biblioteca Nacional. En 1906 viaja a Barranquilla. En 1907 utiliza el seudónimo “Ricardo Arenales”, en su poema: Campaña orida.
Valga acotar que utilizó numerosos seudónimos o motes, así lo reseñan sus críticos: cada vez que se endeudaba. Algunos de ellos son: Main Ximénez, Juan sin tierra, Raimundo Gray, Juan Azteca y Por rio Barba Jacob, con el que se hizo célebre por su poema titulado Canción de la vida profunda, que es la realidad del ser humano en los diferentes campos psicoafectivos y de la realidad social. Es un canto de losofía de vida a la existencia humana. Consta de siete estrofas y cada una de cuatro versos, tiene cuartetos con rima consonantes
en el segundo y cuarto verso. Anáforas, sinestesias, y/o prosopopeyas, y riqueza en adjetivos.
Sus críticos literarios coetáneos, expresan al unísono que el poema lo craneó en estado bipolar y al parecer con la cabeza llena de cannabis y alicoramiento.
Estuvo en Monterrey de 1908 a 1913, donde trabaja en revistas y diarios llegando a ser jefe de redacción y dueño de un pasquín. Como era trashumante partió para San Antonio de Texas donde
jó su domicilio. Falleció en 1942, un 14 de enero, a causa de tuberculosis y de un cuadro severo hepatológico. Era un bebedor empedernido y fumador. Generó muchos escándalos y tuvo problemas policivos. No obstante, el país azteca lo considera como un hijo adoptivo e ícono. Y allí está instaurada la cátedra Por rio Barba Jacob.
Siempre cobró por sus escritos, porque de ello vivía. Y cuando le solicitaban un editorial o escrito decía: “Cuanto hay para eso, pues”. Físicamente parecía un caballo, algunos lo llamaron el poeta maldito, comparándolo con el grupo de poetas malditos que hubo en Francia: por ser beodos, viciosos y degenerados. Pero con gran capacidad para ser versos.
Sus grandes admiradores en Colombia fueron José Asunción Silva y Amado Nervo. Reséñese que Pablo Neruda, Octavio Paz y Borges no lo quisieron y por ende no les gustaba su obra literaria.
Otras obras: Rosas Negras, antología poética, Terremoto de San Salvador; una crónica como superviviente, ciento veinte canciones y elegías. Pero es conocido mundialmente por Canción de la vida profunda. Como era errante se dio un paseo por la población de Angostura, Antioquia en 1941, para despedirse de sus familiares porque sentía la hermana muerte como la llamó San Francisco de Asís. Y en un papel sencillo hizo el poema. Escribió mucho editorial y columnas y ensayos. La mayoría de sus obras se consigue en la ciudad de Medellín en la biblioteca pública Piloto y en la Universidad de Antioquia. La gobernación de la capital de la montaña ha publicado algunas obras. Y en México se encuentra abundante obra, en universidades y editoriales de prestigio.
El presidente Belisario Betancur, logró repatriar sus restos, que fueron acompañados por una comitiva de bardos y escritores de renombre continental. Sus despojos reposan en el cementerio de la cosmopolita y pujante ciudad de Medellín. Allí pronunció una oración fúnebre el poeta de Amagá, de hondo calado literario pues era su amigo del alma. También habló Juan Roca Lemus Rubayata y el escultor Rodrigo Arenas Betancur que vivieron con Por rio en México. Belisario Betancur dijo que Canción de la vida profunda, era un autorretrato de su vida.