Arqueología del saber y el orden del discurso: un comentario sobre las formaciones discursivas
(Fragmento)
La arqueología del saber es la descripción del archivo de los sistemas de discursividad para los que el teórico debe encontrar las condiciones históricas de posibilidad (que son modificables), sus respectivas formaciones discursivas y los umbrales que muestran cómo la positividad de cada saber se modifica sumariamente y transforma la episteme de una época, reordenándola o sustituyéndola por otra.
Para Foucault, el hecho de que haya sido posible el desarrollo de una disciplina “arqueológica” sobre los sistemas de discursividad es el resultado de una larga mutación en la disciplina histórica que ha tenido lugar en la cultura europea del siglo XIX.
Los documentos han pasado a ser para la historia monumentos que deben ser descritos en su propia dispersión. El documento del que se ocupaba el historiador, y en el que leía para describir el pasado, ha devenido a su vez un monumento que el arqueólogo debe describir, no tanto para reconstruir su historia y su origen, como para mostrar las grietas, los cortes y las rupturas que testifica.
La arqueología, que antes dependía de la historia y reconstruía el pasado que creíamos leer en los monumentos, se ha independizado y ha reclamado la autonomía de su propio campo de estudio: la historia entonces es dependiente de la arqueología.
EL ORDEN DEL DISCURSO
Foucault sostuvo lo siguiente: “supongo que en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad”.
El discurso entonces es un campo de existencia anónimo donde el sujeto constitutivo pensado por la filosofía desaparece. La discursividad, pues, es un sistema arbitrario de reglas que norman la producción del saber, centralizando sus efectos de verdad y sus efectos de poder.
Ambos efectos performativos de los actos de habla son el objeto de una serie de regulaciones que funcionan en las formaciones discursivas mediante procedimientos muy definidos. Foucault llama orden del discurso a la implementación de las instituciones (entre ellas la lengua como institución por excelencia) de estos procedimientos. De manera muy esquemática podemos distinguir tres tipos de procedimientos que regulan el discurso en su dimensión de acontecimiento. Los primeros son los procedimientos de exclusión. El más evidente es lo prohibido, la interdicción, que pesa particularmente sobre los temas de la sexualidad y la política. También se encuentra el rechazo o la segregación de los discursos en la relación con la alteridad: se trata de la oposición entre razón y locura, analizada por Foucault en otros trabajos. Hay que considerar también a la voluntad de verdad o voluntad de saber, un dispositivo que organiza el campo de los enunciados científicos o enunciados sobre la verdad, cuya historia Foucault encuentra en el discurso de los poetas griegos del siglo VI, que decidía sobre la justicia profetizando el porvenir y contribuyendo a su realización; un siglo más tarde (con Platón) la verdad no radicaría en lo que el discurso hacía, sino en lo que decía, en el enunciado mismo con independencia del acto ritualizado.
Por consiguiente, tenemos tres subsistemas de exclusión: la palabra prohibida, separación entre razón y locura y la voluntad de verdad. Por otra parte, en la lección inaugural del Colegio de Francia, Foucault describe los procedimientos que se ejercen al interior del propio discurso.