Juan Pablo II consuela a los enfermos
En esta época de pesares, hemos acudido a nuestro Papa Perenne, para rogar su bendición, el consuelo, la serenidad y la fe.
Querido hermano enfermo: Si alguien o alguna cosa te hace pensar que llegaste al final del camino, ¡no le creas! Si tienes conocimiento del Amor que te creó, sabes también que, dentro de ti, hay un alma inmortal. Existen varias estaciones en la vida; si por ventura sintieras llegar el invierno, quiero que sepas que no puede ser la última estación, porque la última será la primavera: la primavera de la resurrección. La totalidad de tu vida se extiende infinitamente más allá de las fronteras terrenas: prevé el Cielo. Dentro de poco, Él va a acercarse para bendecirte personalmente en el Santísimo Sacramento; va a tú encuentro con la promesa «¡Yo renuevo todas las cosas!» Abandónate a su mano providente. No estás solo. El Padre celeste os ama.
ORACIÓN POR LOS ENFERMOS
Señor, Tú conoces mi vida y sabes mi dolor, Haz visto mis ojos llorar, Mi rostro entristecerse, Mi cuerpo lleno de dolencias
Y mi alma traspasada por la angustia. Lo mismo que te pasó a ti Cuando, camino de la cruz, Todos te abandonaron
Hazme comprender tus sufrimientos Y con ellos el Amor que Tu nos tienes. Y que yo también aprenda
Que uniendo mis dolores a Tus Dolores Tienen un valor redentor por mis hermanos.
Ayúdame a sufrir con Amor, Hasta con alegría.
Sí no es ¨posible que pase de mi este cáliz¨. Te pido por todos los que sufren:
Por los enfermos como yo Por los pobres, los abandonados, los desvalidos, los que no tienen cariño ni comprensión y se sienten solos. Señor:
Sé que también el dolor lo permites Tu Para mayor bien de los que te amamos. Haz que estas dolencias que me aquejan, Me purifiquen, me hagan más humano, Me transformen y me acerque más a Ti.