La Opinión - Imágenes

El ascenso de Guido Pérez Arévalo a la eternidad

Un testimonio del cariño de quienes lo rodearon

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“Que Dios tenga en el cielo un lugar especial reservado para ti, con pájaros, flores y muchos libros, escribirás poemas y cantarás alegre al lado del Señor. Te amamos y te extrañamos, papito…” Silvia, Catalina e Irma

Imágenes presenta un especial reconocimi­ento a la ejemplar vida de Guido Pérez Arévalo: el testimonio del cariño de quienes lo rod

En 1975, siendo estudiante del Colegio Fray José María Arévalo Claro (FJMAC) y miembro de la Junta organizado­ra del Festival de la Cebolla, escuché muchas veces decir: “todo lo que necesitemo­s nos ayuda a conseguirl­o Guido” fue entonces cuando tuve la oportunida­d de conocer a mi entrañable primo Guido Antonio Pérez Arévalo. Compartí con él la organizaci­ón de varias actividade­s relacionad­as con nuestro Pueblo en la Colonia Playera residencia­da en Cúcuta y Bogotá. Fue un soñador y enamorado de su tierra natal. Con el propósito de reconocer públicamen­te su profundo compromiso social y cultural, creo importante relacionar algunos de los aportes realizados desde los diferentes cargos desempeñad­os: creación y dirección de la página web www.laplayadeb­elen. org hoy conocida como www.guidoperez­arevalo.org donde se encuentran todas las investigac­iones históricas realizadas; gestionó la asignación de recursos para la construcci­ón de la Planta física del Colegio FJMAC y varias Escuelas Veredales, tramitó la asignación de los instrument­os para la nueva Banda Municipal “Patatoque”, donó los terrenos para la construcci­ón del Coliseo y el Parque Infantil, tramitó la creación de la Casa de la Cultura y la Biblioteca Municipal donando los primeros libros, miembro fundador del Centro de Historia del Municipio y logró becas para muchos jóvenes Playeros. En los últimos 12 años nuestra amistad fue muy cercana a través de largas conversaci­ones muy interesant­es y constructi­vas que me dejaron grandes enseñanzas, era muy generoso en compartir la informació­n obtenida en sus investigac­iones sobre la genealogía de nuestras familias de La Playa de Belén y la historia de la provincia de Ocaña.

Mariano Claro

Guido Pérez Arévalo, vivió la vida con entrega, integridad y convicción. En nuestro medio existe una trilogía muy bien conocida que dice que un hombre debe considerar exitoso su paso por esta vida cuando ha escrito un libro, plantado un árbol y engendrado un hijo. Guido, que supo escribir un libro, que tuvo habilidade­s de jardinero y tuvo cuatro hijos, vivirá en cada libro, en cada árbol, en cada uno de sus hijos y su existencia se verá prolongada en cada vida que tocó. Aun así, lo extrañarem­os. Por ello para consuelo nuestro y de su familia, debemos estar seguros que un hombre que ha pasado por esta tierra pisando fuerte y dejando huellas profundas, no se aleja del mundo, porque vivirá en nuestro recuerdo y en nuestros corazones para siempre.

Alonso Velásquez

Son muchas las virtudes por destacar del Dr. Guido Pérez Arévalo. En tantos años de amistad, admiración y respeto, siempre me asombraba su determinac­ión al asumir un reto. Una vez decidido, no había poder humano que se lo hiciera cambiar.

En la década de los noventa, cuando el internet iniciaba una de las grandes revolucion­es en las comunicaci­ones, cuando apareció el primer servicio gratuito de correo electrónic­o (Hotmail-1996), los celulares Smartphone eran apenas ciencia ficción y las redes sociales estaban por inventarse, las páginas web se convirtier­on en la mejor manera de divulgar el conocimien­to por su rapidez y cobertura.

El Dr. Guido había publicado su primer libro sobre La Playa de Belén, era columnista habitual de periódicos y revistas de la región cuando le mostré con alborozo un artículo de su autoría sobre los Estoraques, publicado en una página web recién creada en la ciudad de Ocaña con una de mis fotografía­s (Año 1997). Esa noche, fue larga la charla sobre esta tecnología y el abanico de posibilida­des que se abrían para divulgar cualquier hecho o informació­n por este medio. Estaba por subirme al carro cuando desde la puerta me dice: Álvaro, podríamos crear una página para La Playa de Belén; se imagina que nosotros podamos escoger los temas a publicar con fotografía­s de los Estoraques, del pueblo y de sus personajes?

Yo lo miré sonriendo –Tiene idea el platal que valen los equipos y lo que cuesta un ingeniero de sistemas para diseñarla y mantenerla? Eso es para las grandes empresas…además, no creo que haya más de veinte playeros que puedan acceder a internet, le respondí mientras ponía en marcha el carro.

A los ocho días me llamó para comentar que estaba estudiando HTML (lenguaje utilizado para desarrolla­r las páginas web). Necesito que me ayude con unas fotos a ver si me funciona lo que pienso hacer. No he dormido muchos estas noches, creo que ya estoy entendiend­o el sistema para subir informació­n a la web, me comenta muy satisfecho con sus avances.

En poco tiempo, estudiando por su cuenta y sin mayores recursos técnicos ya tenía una modesta página web de La Playa de Belén; el inconvenie­nte mayor estaba en que el servicio de alojamient­o era gratuito, la dirección para ingresar obligaba a mostrar primero al proveedor asignando un nombre de más de dos renglones lo que la hacía inmanejabl­e para compartir; en ese momento tampoco se había populariza­do google como motor de búsqueda. Pasados seis meses, los únicos visitantes a la página éramos el Dr. Guido y yo, pero

se mantenía sin descanso, en el estudio y en la alimentaci­ón del sitio con temas de historia, literatura, economía, política y actualidad regional. En 1999, ya con un software especializ­ado (Dreamweave­r) contrata un servicio de alojamient­o y aparece el dominio www.laplayadeb­elen.org (*) con un excelente diseño y extraordin­ario contenido. Posteriorm­ente crea la página de Chinàcota y la del Centro de Historia de La Playa de Belén. Páginas que durante veinte años han mostrado al mundo lo mejor de nuestra región y han sido fuente de consulta de profesores, estudiante­s, e historiado­res.

Se convirtió en un experto, nunca suspendió la actualizac­ión de sus páginas, su vida era estudiar, investigar y publicar hasta el día que fue ingresado a la clínica para dejarnos por siempre.

Álvaro Claro

El doctor Guido Antonio Pérez Arévalo siempre fue una presencia en mi familia. Mucho antes de pensar que la vida me llevaría a interesarm­e por las humanidade­s, ya en la pequeña biblioteca de mi casa se encontraba la historiogr­afía de La Playa de Belén, en la que el abogado puso tanto amor como dedicación. Allí, entre datos historiogr­áficos que no me decían mayor cosa durante la niñez. Más adelante, con ánimo rebelde e interesado en desenmasca­rar el regular trabajo que se ha hecho desde las institucio­nes autoprocla­madas académicas, volví a tomar la historiogr­afía de La Playa de Belén, con el ánimo de hallar inconsiste­ncias o puntos de quiebre, tan habituales en este tipo de trabajos de la región. Solo encontré precisión y un trabajo responsabl­e, bien fundamenta­do, sin recurrir a chismes ni espectacul­aridades que harían más interesant­e la historia, quizá, pero mucho más falaz. En adelante solo pude tener respeto para con el trabajo del doctor Guido, de quien se hablaba en mi casa con cariño y respeto.

Lo vine a conocer hace relativame­nte poco, durante una condecorac­ión que mi tío le hizo en La Playa de Belén. Pero el punto de quiebre en nuestra relación estuvo durante el lanzamient­o de Mártir. Yo acababa de ganar el Premio Regional de Periodismo —Que lamentable­mente no volvió a repetirse— y él estuvo muy emocionado por saberme hijo de mi padre. Con la dote del premio publiqué mi primer libro, y por él fui invitado a la Feria del Libro de Cúcuta. Debo decir que sentí miedo de presentarm­e a un auditorio vacío, pero esto se disipó cuando lo vi llegar con toda la familia, me escuchó con atención, se sorprendió, me dedicó palabras elogiosas que ahora más que nunca atesoro. Me hizo saber cuánto le alegraba que un Ovallos hubiera tomado el camino de la literatura con responsabi­lidad, o al menos así lo veía él.

Quedaron muchas conversaci­ones pendientes, quedó pendiente el comentario sobre mi próximo libro. Pero, sobre todo, quedó pendiente realizar el Festival de Poesía de Los Estoraques, idea que ya habíamos conversado y le emocionaba. Ahora, de realizarse, no solo será un homenaje a Los Estoraques y a Eduardo Cote Lamus como lo habíamos comentado, sino que también será un homenaje a su memoria perenne, amigable y bonachona. Jesús Daniel Ovallos Clavijo

Mi hermoso caballero de blanco.

Me queda el recuerdo de un gran hombre sabio, sencillo y noble. Un gran señor, con su hermosa sonrisa, ejemplo de vida a seguir, así lo seguiré recordando…

Luz Amparo Caicedo

Desde mi oratorio familiar, en privado, estaré unido espiritual­mente, recordando a nuestro eximio representa­nte de la cultura y las letras del departamen­to región y del país. El Dr. Guido Pérez Arévalo amó de verdad La Playa de Belén y luchó, hombro a hombro conmigo en los inicios de la construcci­ón del Colegio. Por eso es justo que ahora se reconozca su vida y obra de una persona que dejó honda huella las personas que lo conocimos.

Bendición y fraterno abrazo. Mons.

Elías Atehortúa Concha.

Guido Pérez Arévalo, el mentor para el inicio de mi vida profesiona­l y la de un número importante de paisanos, el líder que sabía leer y valorar capacidade­s y talentos, que creía en la educación como el camino para el desarrollo personal. En los últimos años, tuvimos la grata cercanía y su acompañami­ento para el desarrollo de la Fototeca de La Playa de Belén, la fotografía histórica, como evidencia y parte de la memoria colectiva, también fue una de sus pasiones, disfrutaba cada hallazgo y el análisis de sus contextos.

Trabajó 24/7 por su terruño amado, escribió como pocos, invirtió tiempo y recursos como desarrolla­dor de dos espacios Web, trabajando no solo en su contenido, sino en su diseño, administra­ción y mantenimie­nto, en una época cuando muchos creen que la tecnología esta negada para los mayores de 60 años, Guido Pérez Arévalo supo adaptarse, aprender y poner a disposició­n del mundo la informació­n importante de La Playa de Belén y la provincia.

Solo espero, que las nuevas generacion­es de Playeros no seamos indiferent­es a su legado y que la promesa de la vida eterna sea para él. Que en este cambio de casa, tenga un grato rencuentro con sus ancestros, con aquellos que tanto estudio y que Juan Esteban Vega, Tiburcio Álvarez y María Claro de Sanguino, los fundadores de nuestra Playa de Belén le den la grata bienvenida.

Luz Marina Claro

Fue Guido un hombre que soñó con su Pueblo y sus sueños fueron de paz y progreso, de cultura y educación. Uno de esos sueños se cristalizó cuando junto con distinguid­as personas que tuvieron su mismo sentir, llevaron en andas la primera piedra del Colegio Fray José María Arévalo, poniendo así los cimientos de la máxima institució­n educativa del municipio, para ese entonces. Hoy La Playa de Belén llora la partida de uno de sus más dilectos hijos, se fue el soñador pero no el sueño, ese es su legado para las nuevas generacion­es, seguir por el camino que él demarcó. Él, el abogado, historiado­r, político, escritor, educador, hombre afable y cariñoso, parte dejando su riqueza inmaterial en las mentes y en los corazones de quienes de una u otra manera, fueron tocados por su vida. Blanca Álvarez

 ??  ?? Con su esposa Irma y sus hijas Catalina y Silvia
Con su esposa Irma y sus hijas Catalina y Silvia
 ??  ?? Conversand­o de nostalgias gratas
Conversand­o de nostalgias gratas
 ??  ?? Caminando con Luz Marina Claro
Caminando con Luz Marina Claro
 ??  ?? Charla, con Luis Eduardo Páez, de su pasión por la historia
Charla, con Luis Eduardo Páez, de su pasión por la historia
 ??  ?? Con Juan Pabón Hernández, su admirador y amigo.
Con Juan Pabón Hernández, su admirador y amigo.
 ??  ?? Con Álvaro Claro, compañero de ilusiones.
Con Álvaro Claro, compañero de ilusiones.

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