Las rocas de Islandia
En Islandia se encuentra la central geotérmica más grande del mundo y un equipo de investigadores ha diseñado un sistema para inyectar dióxido de carbono atmosférico en roca volcánica. Demuestran que el CO2 se mineraliza y han logrado solidificar este efecto de invernadero inyectándolo en rocas volcánicas de basalto. Los bosques a través de la madera, y los océanos a través del plancton, los corales y los peces, son los principales sumideros naturales de carbono. Gracias a ellos, el CO2 atmosférico se absorbe y almacena. Los altos niveles de gas acidifican los océanos, que están saturados. Los científicos buscan soluciones para retirarlo de la atmósfera y disminuir su efecto en el cambio climático actual.
El estudio sugiere que las rocas volcánicas de basalto pueden almacenar eficazmente el gas. Hasta ahora se había intentado inyectar sin éxito CO2 en rocas subterráneas despojadas de silicatos ricos en calcio, magnesio y hierro necesarios para transformar el gas de efecto invernadero en carbonatos, que son más estables. Pero esta técnica implicaba filtraciones de CO2 si se producían fracturas en la roca.
Los científicos buscan tecnologías para la captura y almacenamiento del gas de manera segura. En esta planta de energía geotérmica llamada Hellisheidi, se inició el proyecto CarbFix mezclando 250 toneladas de gases con agua bombeada desde abajo y sulfuro de hidrógeno. Se inyectó en el basalto volcánico, a 400 y 800 metros.
Al estar la roca expuesta al CO2 y al agua, se produjeron reacciones químicas y el carbono se convirtió en un mineral calcáreo blanquecino. Este proceso podría haber tardado cientos o miles de años en la mayoría de las rocas; en las rocas volcánicas el 95% del carbón inyectado solidificó en menos de dos años. “En el futuro se podrían usar estas plantas geotérmicas”. Al suelo marino lo cubire esta roca porosa.