¡Tú decides ser feliz!
Si consideramos que la felicidad es uno de los derechos humanos, y que a todos y cada uno de los hombres nos corresponde ser felices, podríamos preguntarnos:
¿Cómo ser feliz?
Desde hace algún tiempo, sicólogos y profesionales dedicados al estudio del tema coinciden en afirmar que la felicidad se fundamenta en las decisiones que tomamos cada día, y que no tiene “nada que ver” con los bienes o el dinero que tengas, ni si eres una persona alegre y exitosa; ellos consideran que la felicidad es una decisión; cuando seas mayor, y ojalá antes, te darás cuenta de que el valor de las cosas más importantes de la vida no es monetario, “no se compran ni se venden”; la felicidad no es un sentimiento ni un estado de ánimo, sino una decisión, y una muy personal; porque solamente tú mismo puedes decidir qué actitud tomar frente a las circunstancias que a diario se te presentan, y la suma de esas actitudes marcarán tu vida, y te harán una persona feliz, o infeliz.
Debemos diferenciar el término “felicidad” de otros términos que estamos habituados a utilizar como equivalentes.
Así como la tristeza no es sinónimo de depresión, la alegría tampoco es sinónimo de felicidad; estar alegres es una emoción pasajera que cambiaría de repente si somos sometidos a otras circunstancias.
Ser feliz es algo más duradero y constante, y no debemos entenderlo como una meta a la cual aspirar.
Es una decisión que tomamos sobre la manera como nos enfrentamos a la vida. Ser felices no es andar por las calles con una son- risa siempre; es sentirnos plenos y satisfechos a pesar de nuestras limitaciones, carencias y problemas; tratando de superarlos de la mejor manera, pero sin amargarnos.
Una persona feliz no se deja vencer por sus problemas; aprende de ellos y busca soluciones.¡No vive buscando la felicidad, vive feliz!
¡Escoge la decisión de ser feliz!, éste es el verdadero secreto de la felicidad… Tú tienes la capacidad de elegir: ¡Nadie quiere ser infeliz!
El poder de nuestra mente es increíble; podemos “hacer el ejercicio” diariamente, a partir de nuestra decisión de ser felices:
¡cuántas cosas cambiarían si todos nos propusiéramos dar los pasos necesarios para serlo!
Pero no olvidemos:
La felicidad es un estado del alma, y es el resultado de vivir con rectitud; ¡Yo elijo ser feliz! ¿Tú decides ser feliz? ¡Todos podemos decidir ser felices!