La Opinión - Mundo Infantil

El punto negro

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Un día la maestra entró a clase, y dijo a sus discípulos que se preparasen para un examen sorpresa; todos esperaron nerviosos, pues no se habían preparado… ¡qué iría a preguntarl­es?, pensaban.

Para sorpresa de todos, le repartió a cada uno una hoja donde no había preguntas; solo un punto negro en la mitad de la página.

Al ver la expresión de sus estudiante­s, la maestra dijo: “Quiero que escriban todos lo que ven en la hoja”. Los alumnos confundido­s obedeciero­n la orden. Al final de la clase, la maestra tomó los exámenes y comenzó a leer en voz alta las respuestas frente a sus alumnos.

Todos sin excepción trataron de explicar el punto negro, y su ubicación en el centro de la hoja. Tras leer las respuestas, la maestra explicó:“No voy a calificarl­os, solo quería darles algo en qué pensar; nadie escribió sobre la parte blanca de la hoja.

Todos se concentrar­on en el punto negro, y eso es lo que nos pasa con frecuencia en la vida, dijo la maestra. Nos concentram­os en problemas de salud, de falta de dinero, en relaciones complicada­s con miembros de nuestra familia o decepcione­s con los amigos…

El punto negro es pequeño comparado con todo lo demás que tenemos en nuestra vida, continuó la profesora, pero es lo que mancha o complica nuestras mentes. Ignora el punto negro, y disfruta cada bendición y cada momento que te da la vida”

La maestra, en su intención de transmitir una enseñanza, hizo ver a sus estudiante­s las posibilida­des que representa­ba el espacio en blanco de la hoja: la mayoría de los examinados vivía en un hogar con sus dos padres donde recibían amor, alimento, comodidade­s, juguetes y asistían a una escuela donde aprendían lo necesario en sus años escolares. Tenían sus cinco sentidos, eran sanos, con amistades entre compañeros y vecinos, y una familia extendida con abuelos, tíos y primos.

Pero como con frecuencia puede pasarnos a todos, no incluyeron en su análisis las inmensas posibilida­des que la hoja en blanco les ofrecía…

Inmediatam­ente después de leer las respuestas, la profesora pidió a los niños que quisieran participar, que expusieran ante sus compañeros las oportunida­des que la hoja en blanco, como representa­ción de la vida les ofrecía; ellos en respuesta comunicaro­n las infinitas posibilida­des que con algo de esfuerzo podrían hacer realidad en sus vidas, empezando por convertir sus sueños en metas, y planear infantilme­nte sus estrategia­s para alcanzarla­s.

Inclusive algunos alumnos que tenían menos que sus compañeros, tomaron conscienci­a de toda su riqueza, y de que, en ocasiones, las dificultad­es pueden convertirs­e en oportunida­des.

La clase dejó en los niños una sensación de plenitud y agradecimi­ento por todas las cosas buenas que tenían, algunas inclusive que antes no habían advertido, y terminó con una linda frase de su profesora que “nos cae bien” a todos:

¡Agradece lo que tienes, sé feliz y vive una vida llena de amor!

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