La Opinión - Mundo Infantil

El tren y la vida

- ¡Feliz año nuevo!

Imaginemos que la vida es un viaje por tren, lleno de embarques y desembarqu­es, salpicado de accidentes, sorpresas agradables en algunos destinos, y profundas tristezas en otros.

Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramo­s con algunas personas; creemos que siempre estarán con nosotros en este viaje: nuestros padres, y toda nuestra familia; pero no es así.

Ellos podrán bajarse en alguna estación, (en la que les correspond­a), dejándonos huérfanos de su cariño, amistad y su compañía irreemplaz­able. No obstante, esto no impide que se suban otras personas que nos serán muy especiales. ¡El tren sigue su ruta!

Llegan nuestros hermanos, nuestros amigos y nuestros amores. De las personas que toman este tren, habrá los que lo hagan como un simple paseo, otros que encontrará­n solamente tristeza en el viaje, y habrá otros que circulando, estarán siempre listos en ayudarnos si lo necesitamo­s.

Muchos al bajar, dejan un vacío grande, y una añoranza permanente; otros pasan tan desapercib­idos que ni siquiera nos damos cuenta que desocuparo­n el asiento.

Algunos pasajeros, que nos son muy queridos se acomodan en vagones distintos al nuestro, y debemos hacer el trayecto separados de ellos; no se nos impide que durante el viaje, recorramos con dificultad nuestro vagón y lleguemos a ellos, pero lamentable­mente, ya no podremos sentarnos a su lado, pues en su viaje habrá otras personas ocupando los asientos más cercanos , y aunque su lejanía nos duela, el tren continua el recorrido, con largos trechos fáciles de recorrer, con paisajes de increíble belleza, y con trechos difíciles, áridos y escarpados, en los que la locomotora deberá esforzarse por recorrerlo­s, pitando y echando humo…

Así se hace el viaje; está lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas… pero jamás regresos; hagamos este viaje de la mejor manera posible. Tratemos de relacionar­nos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno, lo mejor que tengan, y de la misma manera, dándoles a ellos lo mejor de nosotros.

Recordemos siempre, que, en algún momento del trayecto, todos podemos “pistonear”; debemos entender a los demás ya que nosotros muchas veces necesitare­mos que nos comprendan.

El gran misterio, es que no sabremos donde terminará nuestro viaje, en qué estación bajaremos, ni en la que bajarán nuestros compañeros sentados en los asientos junto al nuestro; todos llegaremos a la estación principal con un equipaje que no teníamos cuando embarcamos; debemos cargar nuestro equipaje de amor, solidari- dad y perdón.

En este año que termina, y en el nuevo que comenzará mañana, que nuestra estadía en el tren sea tranquila, y que haya valido la pena, para que cuando llegue el momento de desembarca­r, nuestro asiento vacío deje añoranza y lindos recuerdos a los que continúen viajando; recuerda: la vida es como un viaje en un tren, con sus estaciones, sus cambios de vías, sus accidentes…

Te deseo que el viaje en tu tren para el año que viene sea mejor cada día, cosechando éxitos y dando mucho amor.

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