La gran muralla Verde
La gran muralla Verde es el nombre de un plan para frenar la desertificación ambiental provocada por los cambios climáticos en el continente africano.
En esta zona, el panorama ha cambiado considerablemente debido al proyecto iniciado en 2007, con fondos del Banco Mundial, la Unión Europea, y el Banco Africano de Desarrollo. 11 países africanos: Burkina Faso, Yibuti, Eritrea, Etiopía, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal, Sudán y Chad están construyendo una muralla verde de 7.700 km de largo y 15 km de ancho entre Senegal y Yibuti, para detener el avance del Sáhara hacia el sur.
El objetivo es recuperar técnicas de cultivo tradicionales perdidas por el avance de los desiertos que han aumentado en los últimos años.
Igualmente, la creación de esta muralla natural es necesaria para evitar una catástrofe humanitaria a causa del hambre, ya que, según cifras de la ONU, cerca de 500 millones de africanos ven cómo se disminuye su calidad de vida por culpa del calentamiento global, y tendrán que abandonar sus hogares por culpa de la desertificación.
Senegal, el país que más ha avanzado en este proyecto ya ha plantado 11 millones de árboles en una extensión de 150 km, y recuperando 27.000 hectáreas de tierra perdida.
Aunque solo se ha completado una pequeña parte de la gran muralla Verde en los últimos 9 años, este proyecto ya ha brindado muchos beneficios.
Una de las poblaciones más necesitadas son los Fulani, el pueblo nómada más grande del mundo, obligados a recorrer grandes distancias acompañados de sus mujeres, hijos y su ganado. Durante muchos años el pueblo Fulani estuvo movilizándose constantemente en busca de prados para sus rebaños, ya que el implacable avance del desierto del Sahel y el Sáhara, ha dejado inhabitable muchas zonas de los países que rodean ambos desiertos.
Aunque se cree que no se podrá mostrar terminado este plan en los tiempos establecidos, es innegable el beneficio que desde ya está aportando a las comunidades involucradas en él.