Automóviles autónomos
Todavía hay numerosos retos por resolver para que los vehículos autónomos y sin conductor sean una realidad en las carreteras y calles de las ciudades, y se cree que la transición será lenta a lo largo de las próximas décadas; otros, sin embargo, piensan que los coches autónomos serán algo habitual en 2025, y que habrán reemplazado a la totalidad de los vehículos actuales en 2030.
Los expertos del sector creen que la adquisición de vehículos autónomos por parte de los consumidores será poco a poco, pero en encuestas hechas en Estados Unidos, la mayoría de personas adultas que participaron afirmaron que estarían encantados. La implantación de los automóviles autónomos traería numerosas ventajas, pero también graves inconvenientes.
Ventajas:
• Resolvería problemas ambientales, pues la mayoría serían vehículos eléctricos que no contaminan, podría frenarse y hasta revertirse la tendencia del calentamiento global reduciendo drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles.
• Evitaría decenas de miles de muertes anuales, al reducir los accidentes.
• Incrementaría nuestra producción, dado que podríamos emplear el tiempo de travesía en hacer otras cosas.
• Aparecerían nuevas empresas y sectores completos que ahora mismo ni siquiera podríamos imaginar.
Principales inconvenientes:
• Destrucción masiva de empleos.
• Si los fabricantes de automóviles caen, las industrias auxiliares caerán con ellos: las aseguradoras, las financieras, los parqueaderos, los fabricantes de accesorios para automó- viles… todos se verán afectados.
Los vehículos autónomos también llegarán a otros sectores como los camiones, autobuses, excavadoras, furgonetas de reparto…
Los conductores profesionales desaparecerían… Será necesaria una reestructuración nada fácil de la economía, pero el resultado no tiene por qué ser negativo; habrá nuevas invenciones y descubrimientos que, probablemente, darán lugar a la creación de nuevas industrias que todavía no podemos imaginar, y surgirán nuevos empleos.
Por otra parte, al desaparecer la necesidad de tener un automóvil en propiedad, los consumidores se ahorrarán el gasto que supone para las familias la compra de un vehículo y todo ese dinero estará disponible para gastar e invertir. Eso podría marcar el comienzo de una era de eficiencia, innovación y creación de empleo sin precedentes.