Repasando la historia
El 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colón partió desde el puerto de Palos de la Frontera (España), tras obtener el apoyo económico de los Reyes Católicos. La flota la componían tres barcos: tres carabelas llamadas La Pinta y La Niña, y la Santa María, la más grande de las tres. Esta flota llegó a las Islas Canarias, y una vez aprovisionada, continuó viaje al oeste, buscando una nueva ruta hacia las Indias y Cipango (Japón).
Tras cinco semanas de viaje, la primera persona que vio tierra fue Rodrigo de Triana, un marinero de La Pinta. Gritó: ¡Tierra! El viernes 12 de octubre de 1492; Cristóbal Colón desembarcó en la isla Guanahaní (archipiélago de las Bahamas en el mar Caribe), a la que llamaron “San Salvador”.
Después de tomar tierra continuaron el viaje, y tras una breve expedición a la isla de Cuba, Colón llegó el 6 de diciembre de 1492 a la isla de La Española, actual isla de Santo Domingo, que está dividida actualmente en dos estados: Haití y República Dominicana.
El 25 de diciembre de 1492, la Santa María encalló en las costas de La Española y con sus restos establecieron el asentamiento “La Navidad”, El 16 de enero de 1493, la expedición formada por La Niña y La Pinta emprendió el regreso a España, dejando el fuerte a “La Navidad” con 39 hombres armados y con provisiones para que esperaran hasta su regreso, en una nueva expedición; en el segundo viaje de Colón, al regresar al fuerte “La Navidad”, el 28 de noviembre de 1493, lo encontraron incendiado y a todos los españoles muertos.
Durante el viaje de regreso a España, una tormenta separó los dos barcos; la Pinta, al mando de Martín Alonso Pinzón, llegó a finales de febrero de 1493, a Bayona, Galicia (España). La Niña, en la que viajaba Cristóbal Colón, llegó al puerto de Palos de la Frontera el 15 de marzo de 1493, después de una escala en la isla de Santa María y en Lisboa.
En abril de 1493, al mes siguiente de haber regresado, Cristóbal Colón fue recibido por los Reyes Católicos en Barcelona, y presentó a ellos varios regalos; todos eran desconocidos para ellos, a excepción del oro.
Les gustaron mucho los papagayos, por ser de hermosos colores.
Las hutias o conejos eran pequeñitos, orejas y cola de ratón, y color gris. Probaron el ají, especia de los indios, que les quemó la lengua, y las batatas, raíces dulces.
Se asombraron al saber que no había trigo en las tierras recién descubiertas, y todos comían pan de maíz. Lo que más miraron fue los hombres, que traían zarcillos de oro en las orejas y en las narices, que no eran blancos, ni negros. Los seis indios se bautizaron, y el rey, la reina y el príncipe don Juan, su hijo, fueron los padrinos.