Compromiso del mes: ¿Enredado en la Red?
¡Desenrédate!
Muchos de los empleados del alto mundo de la tecnología digital, donde se inventan y se fabrican los más modernos teléfonos inteligentes y juegos virtuales, educan a sus hijos de 10 o 12 años sin acceso a estas “maravillas”; no tienen teléfonos celulares propios, y en su casa solo juegan padres e hijos en compañía, en forma virtual algunos minutos a la semana.
Estos trabajadores de Silicon Valley son conscientes que las aplicaciones actuales pretenden atraer el mayor tiempo posible a los más jóvenes, y que si se aficionan a este mundo digital desde temprana edad, corren el riesgo de convertirse en adictos y dependientes de estas tecnologías, al punto de necesitarlas cada vez más en la vida.
Si tus padres te permiten acceso moderado y controlado de las redes sociales, debes aceptarlo y agradecer su control, pues, aunque no lo creas, es por tu bien. Este límite, y esta supervisión cercana, pueden protegerte de peligros que internet ofrece entre un gran mundo de informaciones, no todas adecuadas para niños. Actualmente, cada día más padres educan a sus hijos con acceso restringido a la red, comprobando que disfrutan solos o con amiguitos en juegos tradicionales al aire libre, y que practican deportes adecuaos para su edad, protegidos y sanos, mental y físicamente…
Con las alarmas frecuentes que se reciben de profesionales especializados en el tema, dedicados a analizar “lo bueno, lo malo y lo feo” de estar permanentemente conectado con el mundo digital, se ha llegado a plantear una serie de medidas que podrían ayudar en el caso que la dependencia del teléfono inteligente nos esté privando de una vida más cercana con nuestra familia, y con nuestra realidad.
No solo se trata de los teléfonos inteligentes; al tiempo que dedicamos a ellos debemos agregar el que gastamos con cualquier dispositivo digital, como portátil, consolas de videojuegos, y tabletas, para nombrar algunos; si hacemos la suma, nos sorprenderemos de nuestra dependencia con el mundo tecnológico. Si dedicas más tiempo a las redes sociales y a los dispositivos electrónicos que al contacto real con familiares o amiguitos, y a actividades al aire libre… ¡Cuidado!
Sicólogos reconocidos afirman que el exceso de tiempo dedicado a los grupos de WhatsApp, sus timbres avisando los mensajes, los molestos avisos de correos electrónicos, alarmas o alertas, las conversaciones “online” y demás distracciones frecuentes, impiden tu concentración, y son muy molestos para las personas que te acompañan. Si ese es tu caso, ¡hay muchas cosas que puedes hacer! Aleja de ti tu celular mientras estudias, o durante las comidas en familia, no estés mirando la pantalla mientras comes; lee un libro interesante, camina, comparte con tus amigos, pero no a través de las redes, ¡sino “de cuerpo presente”!