El alquimista y la leyenda personal
El alquimista, libro escrito por Paulo Coelho trata sobre la importancia de los sueños y los medios que utilizamos para alcanzarlos, sobre el azar en nuestra vida y las señales que se presentan a lo largo de esta; afirma que las cosas más simples pueden resultar siendo las más importantes.
En el prólogo, el autor nos explica que hay tres tipos de alquimistas: aquellos que son imprecisos porque no saben de lo que están hablando; aquellos que lo son, porque saben de lo que están hablando, y saben que el lenguaje de la alquimia es un lenguaje dirigido al corazón, y no a la razón. Y los del tercer tipo, que nunca oyeron hablar de la alquimia, pero que consiguieron encontrar la Piedra Filosofal.
Nos cuenta sobre un joven pastor, Santiago, quien tiene un sueño repetido mientras descansa con sus ovejas, y decide acudir a una gitana para que le interprete el sueño. Después de quedar descontento con la respuesta que recibe, se sienta en un banco de la plaza a leer un libro y conoce a un anciano que dice ser el rey de Salem; conversando con él, Santiago decide emprender un viaje al norte de África en busca de un tesoro; en su camino conocerá a un sinfín de personas que, también buscan su propia Leyenda Personal.
Cuando llega a una ciudad del norte de África, busca a alguien que lo lleve a las pirámides; en un bar conoce a un hombre al que confía su dinero, y lo pierde todo, porque era un ladrón. Desolado, encuentra un vendedor de vidrios para el que trabaja, haciendo que mejore su negocio y consigue el dinero para regresar a España y comprar ovejas; pero se embarca en una caravana que lo lleva hasta un oasis en Egipto. Durante su viaje conoce a un estudiante de alquimia inglés cuyo sueño es transformar el metal en oro; con él, aprende el idioma del desierto.
Días después, conoce a un alquimista, que le ofrece ayudarlo a realizar su Leyenda Personal. El muchacho, que ya había conocido el amor con Fátima no quería dejarla; piensa que no podría continuar buscando su tesoro debido a su amor, pero recuerda que ella le había dicho que toda mujer del desierto debe esperar a su hombre hasta que vuelva, y Santiago parte con el alquimista…
Viajan por el desierto durante semanas, buscando la Piedra Filosofal, viviendo peligrosas aventuras, hasta que entiende que el amor es la fuerza que transforma y mejora el Alma del Mundo; se sumerge en ella, ve que es parte del Alma de Dios, y que esta última es su propia alma, y puede realizar milagros.
Llegan a un monasterio, donde el alquimista le enseña cómo se transforma el metal en oro; le entrega una barra al monje, otra a Santiago, una para él, y la última barra se la da al monje, por si Santiago volviera a perder su dinero. El muchacho camina solo por el desierto y llega a las pirámides de Egipto, su sueño; y allí cava en busca de su tesoro, pero unos asaltantes, le dan una paliza y le roban el oro. Con la última pieza de oro que el alquimista le había dejado, vuelve a España, al lugar donde tuvo su sueño; comienza a cavar y encuentra el tesoro. Santiago entiende que la vida es generosa con quien vive su “Leyenda Personal”, y vuelve con sus conocimientos y su tesoro donde su amada, Fátima.