La felicidad
El tigre y la liebre
Había un joven que vivía decepcionado, amargado y se la pasaba quejandose de lo inhumanos que nos habíamos vuelto las personas, que se había perdido la solidaridad, que ya nadie importaba a nadie.
Un día, decidió salir a dar un paseo por el monte. Estando allí, vio sorprendido que una liebre le llevaba comida a un tigre que estaba malherido y no podía valerse por sí mismo.
Le impresionó tanto ver este hecho, que decidió volver al día siguiente a comprobar si la conducta de la liebre era casual o habitual. Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía: la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre.
Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico, hasta que el tigre recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia cuenta.
Admirado por la solidaridad y cooperación, se dijo: ‘No todo está perdido. Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo haremos las personas’. Y decidió hacer la experiencia.
Se tiró al suelo, simulando que estaba herido, y se puso a esperar que pasara alguien y le ayudara. Pasaron las horas, llegó la noche y nadie se acercó en su ayuda. El aguantaba el hambre, la sed, las acometidas de la frustración y el desespero.
Estuvo así durante todo el otro día, y ya se iba a levantar con la convicción de que la humanidad no tenía remedio, cuando escuchó dentro de sí una voz que le decía: ‘Si quieres encontrar a tus semejantes como hermanos, deja de hacer de tigre y haz de liebre’.
“Un hombre debe ser lo suficientemente grande como para admitir sus errores,lo suficientemente inteligente como para aprovecharlos y lo suficientemente fuerte para corregirlos”. John Maxwell