La honestidad

Las aventuras de Pinocho

Había una vez un viejo carpintero llamado Gepeto que deseaba con toda su alma tener un hijo, así que pulió un pedazo de madera para crear una marioneta, y al terminarla dijo: ‘Le llamaré Pinocho. Este nombre le traerá fortuna’.

Esa noche un hada azul le concedió el deseo y le dio vida al muñeco. Pinocho amaba a su padre y lo único que quería era ser un niño bueno. Pero no podía evitar hacer travesuras y para taparlas, comenzó a mentir y la nariz le empezó a crecer. Cada vez que decía una nueva mentira, su nariz se extendía unos centímetros más. Al darse cuenta, Pinocho le prometió al hada que de ahora en adelante se portaría bien. Sin embargo, una vez más volvió a fallar y se escapó al país de los juguetes, donde le salieron un par de orejas de burro. Asustado, trató de escapar nadando, pero un enorme dragón se lo tragó. Luego de varios días en la oscuridad dentro del cuerpo del monstruo, encontró allí adentro a un anciano. ‘¿Ya no me conoces?’, le preguntó aquel hombre. Él se lanzó al viejecito gritando: ‘¡Papá! ¡Papá!’. Juntos lograron escapar, Pinocho salvó a Gepeto y en recompensa, el hada lo convirtió en un muchacho de verdad.

Reflexión

La honestidad es fundamental para conocerse a sí mismo, para entablar relaciones con los demás y poder vivir en sociedad. Ser deshonesto es ser falso, injusto… `de mentiras´. Como es falsa, la deshonestidad te lleva a vivir en la oscuridad. La honestidad, en cambio, te trae confianza y apertura: te lleva hacia la luz.

“Ningún legado es tan rico como la honestidad”.

William Shakespeare