¡Halloween!
El Halloween es el día perfecto para disfrazarnos de lo que más nos guste y salir a divertirnos con nuestros amigos; puedes disfrazarte de tu personaje favorito, o hacerte un maquillaje creativo y fantástico, que con una sencilla peluca puede resultar sensacional. ¿Vas a reunirte con amigos a celebrar el día de las brujas, o sales por las calles cercanas a tu casa, en grupo y acompañados por varias personas mayores? ¡Triqui, triqui! Y recuerda no comerte todos los dulces que recibas, porque si no, la fiesta se te puede dañar… pero ¿y los otros días qué? ¿Sueles ponerte máscaras también en tu vida diaria? El origen de la careta se remonta en el tiempo y se pierde en la más remota antigüedad, cuando fueron inventadas para ser usadas en rituales religiosos. Desde el paleolítico el ser humano ha utilizado máscaras cuyos materiales han variado a través del tiempo. Eran muy usadas en Egipto para perpetuar con ellas los rostros de los muertos, y según la clase social a la que perteneciera el difunto, podría llegar a revestirse con una lámina de oro. En Roma comenzó a evolucionar la utilización de la máscara en los cortejos fúnebres, para que se reconociera y recordara el rostro del difunto. A partir de este empleo, comenzaron a usarla los actores para representar fielmente en sus obras los rostros de los personajes históricos que estaban interpretando. Las caretas actuales, producto de la fantasía, la imaginación y la creatividad, forman parte de los carnavales de todo el mundo, y de las fiestas de disfraces que estos traen aparejados; son usadas agregando a los tradicionales personajes representados, los héroes de novelas, revistas, el cine y la televisión, especialmente en la noche de Halloween. Muchas veces nos ponemos máscaras invisibles que esconden nuestra verdadera personalidad, y usamos disfraces que nos muestran a los demás diferentes a lo que en realidad somos; generalmente por temor al rechazo o a quedar mal con los demás. Pero recuerda siempre: las personas verdaderamente valiosas son sinceras y transparentes, lo que da a quienes las tratan confianza y seguridad. En tu vida diaria, nunca salgas de tu casa con careta. Sé tu propio superhéroe; aprende a reconocer tus cualidades y debilidades y acéptate como eres. Ten confianza en ti mismo y en lo que haces. Sé el mismo por dentro y por fuera: no te dé miedo mostrarte cómo eres y actúa según tus creencias y pensamientos.