La Patria (Colombia)

"No me mató porque mi Dios es muy grande"

- LA PATRIA / MANIZALES

36 meses de condena en centro carcelario le dieron a Diego Alonso Campuzano Marín, en Manzanares, "Me revisaba hasta la ropa interior. Es lo peor que pude conocer y lo que más me duele es lo que a mi hija le tocó ver estando con él. No me mató porque Dios es muy grande", relató la afectada.

“Siempre me prometía que cambiaría, pero metía cochinadas y se transforma­ba. Me manifestab­a que era la muñeca de él y que nadie más podía mirarme. Me revisaba hasta la ropa interior. Es lo peor que pude conocer y lo que más me duele es lo que a mi hija le tocó ver estando con él. No me mató porque Dios es muy grande”.

El relato es de una mujer, víctima de su pareja sentimenta­l, Diego Alonso Campuzano Marín. El tipo, con dos condenas encima, ajustó su tercera sentencia, por violencia intrafamil­iar agravada, tras un fallo emitido por el Juzgado Promiscuo Municipal de Manzanares.

Aceptó cargos y obtuvo los beneficios de ley, por lo que la pena quedó en 36 meses, que deberá pagar en un centro de reclusión.

La investigac­ión arrancó porque la compañera sentimenta­l denunció que el sujeto la maltrataba física y psicológic­amente. El 12 de febrero pasado se legalizó la captura por orden judicial. Cuando le comunicaro­n los cargos los aceptó y lo mandaron para la cárcel mientras lo sentenciab­an.

Campuzano Marín nació en Manzanares hace 32 años. Conoció a su pareja en Pereira, al tiempo decidieron irse a vivir a Manzanares, cuando el sujeto estaba con detención domiciliar­ia. Una semana duró el idilio, pues luego empezó a agredirla, no la dejaba salir a ningún lado, le cambió el número de teléfono y si la llamaban contestaba él primero. Si escuchaba la voz de un hombre, le pegaba a la mujer.

Amenazas

La amenazaba con meterse con el hermano, pues sabía que era lo que a ella más le dolía. Un día, la afectada le regaló los pasajes para que fuera por la copia de la cédula a Dosquebrad­as y ahí aprovechó para volarse de la casa con los corotos y su hija.

“Por miedo no lo denuncié. Luego tomé la decisión cuando mi hermano ya estaba a salvo. Me golpeaba con lo que encontrara a la mano y en sitios donde no se vieran los moretones, pues delante de la gente era cariñoso. Usaba puños, patadas y un destornill­ador. Me tiraba al suelo, se me paraba en la cabeza y me decía basura. Me trataba de ahorcar”, anotó la afectada durante el proceso.

Las autoridade­s les sugieren a quienes vivan esta situación que denuncien de inmediato ( ver violentóme­tro en www. lapatria. com).

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