¡ Me emberracan!
Aquellos de entre 20 y 40 años que con la falsa idea de inmunidad siguen haciendo una “vida normal”, ignorando irresponsablemente que aunque el virus no los afecta demasiado, sí se convierten en vehículos transmisores, llevando a contagiar a un gran número de personas, especialmente de su propia familia. No en vano las estadísticas muestran que en este rango es donde más infectados hay.
Los que discriminan a los trabajadores de la salud ( llámense médicos, enfermeras, auxiliares, administrativos, aseadores, etc.) adyacentes a sus viviendas, desconociendo la gran labor desempeñada aún a costa de su propia vida y la de su familia. Pero también las autoridades que no informan debidamente para que se tomen las medidas de precaución adecuadas y respetuosas por parte de la comunidad que está a su alrededor y así evitar este tipo de actitudes.
Los personajes que entregan donaciones y se hacen fotos o videos para luego subirlas a las redes sociales, ignorando aquel viejo dicho de las abuelas: “haz el bien y no mires a quien” y aquella cita de la biblia: “Que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda”. Pero además que los dineros con los que se hacen no son aportados por ellos.
Esos individuos que se están aprovechando de las donaciones ( mercados) para sacar provecho económico de ellas, alterando los precios de los productos que los conforman con un único fin: quedarnos se con el excedente. Algunos adultos mayores de 60 que no se cuidan y salen como si nada a la calle, desconociendo su alta vulnerabilidad.
Los que desde la comodidad de sus casas critican a quienes salen forzados por la falta de dinero a buscar su día a día para sobrevivir. Si bien es alto el riesgo al que se someten, también es cierto que por su condición de informales no cuentan con ninguna protección estatal, lo que los obliga a “rebuscarse” la comida, haciéndolos más vulnerables.
Aquellos que conforman ONG “sin ánimo de lucro”, pero que finalmente lo que buscan es publicidad y reconocimiento.
Ver como cierran pequeños y medianegocios, y todo por la desidia del sistema bancario que se niega a darles una mano con préstamos de fácil pago. Y qué decir de aquellos entes oficiales que nos enredan con lo de “la curva se está aplanando”, cuando evidentemente no es así según los informes diarios de las mismas entidades oficiales.
COMENTARIO ADICIONAL: Y finalmente me emberraco conmigo, pues en medio de la paranoia, cuando me encuentro con mis entrañables amigos no me acerco a ellos porque creo que están contaminados y me van a transmitir la enfermedad. Se me atenúa cuando visualizo unas ciudades silenciosas, tranquilas, libres de contaminación, y con toda su red vial despejada.
* Arquitecto.
Las autoridades que no informan debidamente para que se tomen las medidas de precaución adecuadas y respetuosas. José Wilmar Jaramillo Morales u jowija_ 5@ hotmail. com