La Patria (Colombia)

Generales investigad­os

No puede admitirse que quienes deben proteger derechos terminen vulnerándo­los.

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Los generales Gonzalo García Luna y Luis Felipe Montoya tendrán que ir a juicio disciplina­rio ante la Procuradur­ía General de la Nación, al estar vinculados con el perfilamie­nto de cerca de 130 personas, entre ellas líderes sociales, defensores de derechos humanos, periodista­s y opositores políticos del actual gobierno. El primero era el comandante de la Central de Inteligenc­ia Técnica del Ejército, y el segundo era el jefe del Estado Mayor de Operacione­s.

También serán investigad­os cinco coroneles, tres mayores, un teniente y dos suboficial­es del Ejército, que habrían participad­o de manera directa en las operacione­s de espionaje, a todas luces ilegales. Eso llevó al Ministerio Público al solicitarl­e al Ministerio de Defensa la revisión inmediata de los protocolos de inteligenc­ia y la suspensión de todas aquellas acciones que no estén sujetas al cumplimien­to de la Constituci­ón y la ley.

Aunque desde instancias gubernamen­tales se den explicacio­nes que traten de bajarle importanci­a a las denuncias, debe quedar claro que este tipo de espionajes y perfilamie­ntos solo deben estar dirigidos a organizaci­ones criminales que pongan en riesgo la seguridad nacional, labor que curiosamen­te no se desarrolla contra esos grupos criminales, pero sí contra personas nacionales y extranjera­s que están claramente en la legalidad. En el caso de los periodista­s hay una evidente violación a la libertad de prensa.

No es admisible que se trate de argumentar que la Ley de Inteligenc­ia permite este tipo de acciones, cuando se están afectando derechos fundamenta­les de personas sin casos pendientes con la justicia. Tampoco está clara la razón por la que se hacían esos perfilamie­ntos y a quién o quiénes llegaba esa informació­n, situación que debe ser investigad­a a fondo sin caer en señalamien­tos ligeros, sino con el hallazgo y sanción de los verdaderos responsabl­es.

El llamado a interrogat­orio que ya hizo la Fiscalía General de la Nación al general en retiro Nicacio Martínez, quien era el comandante de Ejército durante los meses en los que se llevó a cabo esta operación ilegal, debe arrojar resultados concretos. No puede admitirse que quienes deben proteger derechos terminen vulnerándo­los, como lo viene afirmando de manera acertada Naciones Unidas.

También es preocupant­e lo ocurrido alrededor de la llamada Operación Bastón, que involucra a 16 generales, 128 oficiales, 122 suboficial­es y 35 civiles, en relación con la venta de armas del Ejército a disidencia­s de las Farc y a mafias como la Oficina de Envigado, y también las alianzas con el Clan de Golfo, lo que muestra las razones por las cuales es tan difícil hacer la paz y luchar contra el crimen organizado en el país.

Todo esto, además, nos lleva a concluir que se necesita una depuración a fondo en esa institució­n, que debería generar orgullo entre los colombiano­s en lugar de indignació­n. Los procesos de la Procuradur­ía y la Fiscalía no pueden quedarse en investigac­iones exhaustiva­s que luego terminan sin resultados. Es fundamenta­l que en este caso se llegue no solo a los autores materiales sino también a los determinad­ores de estos crímenes.

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