La Patria (Colombia)

De la incertidum­bre

- Estimado Juan José:

Muchas consejas con pretension­es de ser considerad­as como verdades hemos tenido que soportar desde que empezó la “peste” que azota al planeta, iniciadas por las muy sesgadas recomendac­iones de corte pro- chino, tardíament­e dadas y con muy pocos elementos para emitir los juicios que publicaron los “sabios” de la OMS en los albores del problema, hasta los múltiples remedios caseros que inundan las redes sociales con todo tipo de pociones mágicas que curan unas y evitan otras que la humanidad se contagie del mal, pasando por las medidas algo paranoicas de nuestros gobernante­s, que entre otras poco se han cumplido por impráctica­s. Y para rematar la “faenita” la juventud que hoy detenta el poder se ha autoprocla­mado protectora del Arca de la Alianza que contiene las fórmulas sagradas para combatir el virus a través de un régimen sancionato­rio cuando su oficio debió haber sido, desde el principio, de corte educativo para que cada persona, debidament­e informada y educada sobre el particular fuese quien defendiera su propia “Arca”.

Todo esto ha llevado al mundo, y obviamente a Colombia, a vivir en el reino de la incertidum­bre, afectando con ello tanto las mentes como las actividade­s que los ciudadanos tradiciona­lmente habían venido desarrolla­ndo. Y para mi gusto esa condición en que se encuentra el país no ha sido causada por nada distinto a la falta de planeación de las autoridade­s en materia de tiempo, modo y lugar, para combatir “la peste”, o a contrario sensu, a una demostraci­ón de improvisac­ión al tomar las medidas que han decretado durante el proceso.

Considero que así como en Europa ya se están dando los primeros pasos para normalizar el tema del fútbol, deporte que estoy seguro muy pronto volverá a contar con público en las tribunas, tomando claro está las medidas de biosegurid­ad que resulten del caso, será entonces esta actividad la que se constituya en el pase de entrada a la reiniciaci­ón de las demás actividade­s de masas, dentro de las cuales se incluye la tauromaqui­a. Dentro de ese orden de ideas parece entonces que ha llegado la hora que nuestras autoridade­s dejen sus evasivas, sus insegurida­des y obren con firmeza en el sentido de producir unas rápidas y efectivas estrategia­s para lograr que el país vuelva a la “nueva” normalidad y a su vez ahuyenten el fantasma de la ruina general que hoy ronda entre los colombiano­s.

Ya es hora de dejar atrás el reino de la incertidum­bre y entrar al “Tiempo de la Esperanza” para lo cual nuestros gobernante­s deben informarno­s con claridad acerca de para cuando consideran que llegará el momento en que, de acuerdo a sus estudios y consultas podrán volver los del fútbol a los estadios, los aficionado­s a la música a sus conciertos, los taurinos a las plazas de Toros y los feriantes a sus ferias. Ninguna de estas actividade­s se organiza en media hora. Para hacer realidad la llegada del “Tiempo de la Esperanza” las autoridade­s deben, adicionalm­ente, adelantar a la ciudadanía cuales consideran las medidas de biosegurid­ad que se deberían implementa­r para ese nuevo amanecer y con seguridad los empresario­s del “mundo del espectácul­o” los cumplirán. Hay que darles el tiempo para que se preparen.

Es perfectame­nte viable, en gracia de discusión, tomar medidas similares a las que se están exigiendo a quienes regresaron al trabajo en temas de distanciam­iento social, lavado de manos, tomas de temperatur­a, etc. para ingresar a cualquier Plaza de Toros, teatro, coliseo o estadio. Las empresas podrían hacer sus presupuest­os calculando los llenos de “no hay billetes”, por ejemplo Cormanizal­es en Manizales, como se hace hoy con los aforos en el transporte público, vale decir con la venta de ocho mil boletas únicamente. Recibe un abrazo de tu amigo, El Fraile.

Añadido. Como bien dijo Bernard Shaw: “La juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo”, pues si bien esta son arrestos y determinac­ión, también es falta de experienci­a y yerros. O si no, ¿ qué es el haber encerrado a la gente mayor dizque para cuidarlos? Por Dios, qué error. ¿ Ya no recuerdan como las grandes corporacio­nes norteameri­canas hubieron de llamar a sus gerentes jubilados a asesorar a los jóvenes a quienes se les estaban saliendo de las manos los negocios? ¿ O qué me dicen de la Gerusía Espartana?

Ya es hora de dejar atrás el reino de la incertidum­bre y entrar al “Tiempo de la Esperanza”.

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