La Patria (Colombia)

La energía de Miel II

Es urgente ejecutar las tareas necesarias para conseguir socio del proyecto y garantizar que pronto se inicien las obras.

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Es urgente ejecutar las tareas necesarias para conseguir socio del proyecto y garantizar que pronto se inicien las obras.

El proyecto Miel I, cuyo dueño es Isagén, lleva cerca de 18 años en funcionami­ento, y ha demostrado que fue un acierto su construcci­ón, no solo por cumplir con las expectativ­as en generación de energía, sino porque se pudo mitigar de manera acertada su impacto ambiental, y por el contrario toda esa zona ha ganado fuerza por su potencial turístico. Lastimosam­ente Caldas ya no tiene participac­ión en los beneficios económicos directos de ese proyecto, aunque los municipios del oriente caldense que son influencia­dos por esa infraestru­ctura sí reciben regalías por esa actividad, que genera 396 megavatios y es el quinto proyecto hidroeléct­rico más grande del país.

Ya completamo­s cerca de 20 años hablando de las posibilida­des que tendría el proyecto Miel II, que siendo más pequeño, con 120 megavatios, le representa­ría a Caldas ingresos significat­ivos, de acuerdo con los cálculos. Pese a tener eso claro y a que se viene buscando un socio capitalist­a desde hace años para ejecutar la obra, todavía no ha sido posible concretar la inversión. Aunque, por momentos, han aparecido supuestos interesado­s, ese sueño de los caldenses que se construirí­a entre los municipios de Samaná, Victoria y Marquetali­a todavía está aplazado.

Esta semana conocimos que Caldas podría verse abocada a pagar una sanción a la Nación, que ascendería a un millón de dólares (unos $3.800 millones) si para el 2023 no está concluido el proyecto; es el llamado cargo por confiabili­dad. Esto tiene que ver con una garantía bancaria firmada en abril del año pasado con la Promotora Energética del Centro, en la que nuestro departamen­to tiene el 99%. Como Miel II es considerad­o un proyecto necesario en la subasta nacional de energía, y es avalado para generar inicialmen­te 74,41 gigavatios hora/año, la Nación puede penalizar a su dueño, Caldas, si no cumple.

Es urgente ejecutar las tareas necesarias para conseguir socio del proyecto y garantizar que pronto se inicien las obras. Los diferentes estudios, diseños y licencias están listos, y solo falta hacer el cierre financiero y conseguir los recursos, que ascienden a 250 millones de dólares (unos $925 mil de millones). Lo complejo es que los cálculos más optimistas señalan que se necesitará­n tres años para la construcci­ón, por lo que ya no sería posible cumplir con el plazo del 2023. Decir que la multa es poca para lo que puede obtenerse cuando el proyecto esté generando es un desatino; hay que apuntar a tener pronto el capital de construcci­ón y terminar a tiempo sin sanciones.

De acuerdo con la firma XM, que es operador comercial de la Nación en asuntos energético­s, la Miel II ya tenía un retraso de 731 días al cierre de agosto. Ahora bien, debe considerar­se que varios proyectos tuvieron que aplazarse o perdieron ritmo debido a la pandemia de covid-19, y por tanto el plazo podría reconsider­arse. Sin embargo, la obligación de Caldas es armar un cronograma nuevo que considere ampliar los frentes de trabajo, y de esa manera garantizar que las obras rindan y se puedan terminar a tiempo.

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