Pagarán 17 años por matar a docente en Supía
Le pegaron 37 puñaladas. Dos sentenciados.
En la noche de 27 de febrero de este año, en Supía. La Policía conoció de un lesionado con arma cortopunzante, identificado como Óscar Ramírez Mesa, de 59 años, docente de la Institución Educativa La Felisa.
Fue llevado de urgencias, por el Cuerpo Oficial de Bomberos, hacia el hospital San Lorenzo. Falleció minutos después, producto de 37 puñaladas en nuca, espalda, brazos, cara y cuello.
Por este crimen, que conmocionó al municipio, pagarán 17 años de prisión Cristian Andrés Sánchez Carmona y Miguel Esneider Villa Moreno. Los condenaron por homicidio agravado, bajo condiciones de ira e intenso dolor. Así lo decidió el Juzgado Penal del Circuito de Riosucio. La sentencia fue apelada ante el Tribunal Superior de Manizales.
Se entregaron
Había dos sospechosos. La Sijín inició con la recolección de información para establecer los móviles y conoció que un presunto responsable era Cristian Andrés, de 30 años, apodado el Torcido, natural de Medellín, pero residente en Supía. La mamá llamó a la Policía a anunciar que su hijo sí hizo parte de ese crimen, junto con Miguel Esneider, la Chinga, de 18, nacido en Toro (Valle). Además, que ambos estaban en Riosucio, listos para entregarse. Y así sucedió.
En audiencia no aceptaron cargos, pero los mandaron para la cárcel. Antes de la preparatorio se indicó que se establecería un consenso entre las partes en el que aceptaban señalamientos si el delito pasaba de un homicidio agravado a uno con ira e intenso dolor, con una pena de 17 años.
En la audiencia se expresó que en la casa del profesor se armó una discusión entre él y los condenados “por supuestos abusos sexuales contra ellos, lesionándolo con armas cortopunzantes en multiplicidad de veces”.
Los vecinos escucharon gritos, acudieron al apartamento del docente e intentaron abrir la puerta. Cuando lo hacían, dos hombres salieron de él y huyeron. “Detrás de ellos se fue Óscar y me dijo: ´vea cómo me volvieron´”, contó un habitante del conjunto.
Los condenados
Según el Torcido, conoció a la Chinga y ambos hablaron de lo que, según ellos, les había intentado hacer el docente.
“Estábamos por La Playa y el profe pasó en un vehículo y me hizo señas de que le llegara a la casa. Me fumé un cigarrillo y me acordé de lo que me había pasado. Como la Chinga estaba conmigo nos pusimos
de acuerdo para ir a ese apartamento. Llegamos allá y le dijimos que por qué no nos respetaba. Nos respondió que con él no nos faltaría nada. Me dio rabia, intenté salir, él me jaló muy duro y saqué una navaja para agredirlo. La Chinga hizo lo mismo”, narró.
Este último contó que a ese sitio fueron para pedirle la liga (dinero) a Óscar, no se las dio y luego empezó la fatal discusión.
“El análisis de las pruebas, así como de las circunstancias que antecedieron a la agresión, permiten corregir que la situación de ira e intenso dolor sí tiene mínimo fundamento y es procedente su reconocimiento”, anotó el juez. Por eso respetó y avaló el preacuerdo entre las partes.