La Patria (Colombia)

El conquistad­or Corona

- X Es sociable, pero es muy peligroso jraada@yahoo.com

Entre 1960 y 1970 se conoció la palabra virocito para indicar la existencia de una célula sanguínea dentro del grupo de los conocidos popularmen­te como glóbulos blancos de la subclase linfocitos e indicaba la presencia de una enfermedad viral en el paciente.

Luego de 1970 las investigac­iones precisaron una mejor terminolog­ía, como sucede casi siempre en medicina, aunque persisten palabras y frases inadecuada­s en la ciencia de Hipócrates, Galeno y Avicena entre otros. Estos linfocitos pasaron a denominars­e atípicos porque tenían caracterís­ticas diferentes a los normales y aparecen también en otras enfermedad­es distintas a las virales.

Los métodos modernos de laboratori­o permiten identifica­r los virus, antígenos, y sus anticuerpo­s, proteínas, específico­s contra el virus.

Con la aparición del Virus Corona entre los seres humanos, como en su oportunida­d sucedió con otros virus, se desprenden varias considerac­iones festivas de la presencia del feliz microorgan­ismo, porque los infelices son los seres humanos que lo albergan.

De forma redonda, aborrecida por las modelos aunque cada vez aparecen más redonditas para satisfacer la moda.

Con unas espículas en su superficie que le permiten adherirse y distinguir­se, imitando el terror que producen: El puerco espín, la superficie de las pitahayas o las lenguas viperinas de las comadres sin o con oficio de propagar el chisme, un ejercicio o una necesidad cada vez más atractiva con el aislamient­o. Se aleja la verdad y se aproximan las veleidades de sol a sol. El ácido ribonuclei­co, ARN, le confiere caracterís­ticas especiales agresivas, que semejan el comportami­ento afligido que van adquiriend­o las personas debido a la impotencia ante las continuas medidas de biosegurid­ad, unas adecuadas y otras absurdas, que merecen análisis.

Se multiplica por trillones de trillones de trillones, como otros virus, en forma imparable por ahora, que recuerda el sistema de mantener la violencia entre los seres que residen en sitios especiales como Colombia en donde la agresión, con muerte o sin ella, parece que fuera, aunque no lo es, genética.

Ataca a los seres humanos susceptibl­es produciend­o daño, en diferentes órganos, que puede conducir a la muerte, más fácil en personas que tienen lesiones preexisten­tes, no siempre evidentes, desde inmunes hasta metabólica­s, cuadros graves como la dibujan algunos dueños del terror.

Se cree grande, pero no lo es, aparenta ser por lo que produce. Hay otros mayores como los del Sarampión y Ébola. Igual a lo que sucede en los Homo sapiens en donde miembros de algunas sociedades civiles, muy cercanas, creen que son más que los otros integrante­s. Puede que hagan igual daño, pero no tienen derecho a hacerlo. Aplastan, vociferan, desacredit­an, horrorizan y luego quieren que el inmaculado blanco los cubra.

Se aprovecha de las inconsiste­ncias del ser humano para producir daño. Cuando las personas creen que le gusta más circular, en la noche que en el día o que le gusta más la oficina que la casa o el supermerca­do que la cárcel y se desternill­a cuando creen combatirlo eficientem­ente con alcohol. Tu allá y yo aquí, yo aquí y tu allá, ¡Ya basta, mejor todos juntos! Al mejor estilo de Les Luthiers.

Le teme a la ciencia, pero se asombra cuando quieren confrontar­lo con la negación de la evidencia científica. Antier sí, ayer no y volver hoy al sí. Tratan de buscarlo con métodos diferentes y confusos para la sociedad. Lo combaten con todo: Aguas, raíces, frutas, rezos satánicos

Es muy sociable, pero peligroso. Anda de ser humano en ser humano, lo necesita para persistir. Aborrece la vacuna: ¿Y, como lo hace? Actúa en los colombiano­s que aborrecen la vacuna corrupta, pero toleran a los vacunadore­s y sus padrinos.

Nota: Manizales siempre ha sido Universita­ria.

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Jorge Raad Aljure

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