Final y principio
Los finales de los cursos son propicios para realizar una ceremonia que festeja la finalización de los trabajos académicos escolarizados. Desde infantes hasta los profesionales, el acto de clausura tiene una especial connotación.
Hay que pensar en lo que acontece en la mente y espíritu de quien se gradúa y no será igual a lo que sucede en los demás graduandos aun siendo familiares, amigos o pareja.
Para quienes terminan estudios de medicina la graduación es un momento especial. Sin embargo, el término de su formación en claustros e instituciones de salud e investigaciones, metas intermedias en la vida; va más allá de la simple instrucción recibida a través de los años.
El momento crucial es el compromiso formal con la sociedad, teniendo al Estado como garante, sobre las condiciones éticas bajo las que ejercerá su profesión. Cada graduando dispondrá de unos instantes para hacer un recuento de su vida, con sus triunfos y momentos difíciles. A ello se agregan los anhelos, viejos y nuevos.
Como una película revisará rápidamente muchos aspectos en donde las situaciones dominan por instantes las escenas: familiar, económica, de otros estudios, laboral inmediata y por supuesto lo invadirá la incertidumbre ante la incógnita de las características del desempeño de su profesión, donde no puede descartarse el temor.
Primero como estudiantes y luego como médicos, realizan frecuentes evaluaciones íntimas de su desempeño, llegando en ciertas ocasiones a preguntarse: ¿ Esta es mi profesión, sirvo para ella? Esto sucederá más frecuentemente al principio de su ejercicio, posteriormente determina, que su profesión está íntimamente ligada a él o ella, por lo que vida y profesión llegan a ser una sola unidad.
La Academia de Medicina de Caldas ha difundido las palabras del rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria Galvis, durante la ceremonia de graduación de médicos, el jueves anterior.
No han sido constantes las palabras de los rectores y decanos de las diferentes Escuelas en los actos de entrega de títulos, si se permite la expresión y connotación. El silencio domina. Y cuando se dirigen a quienes se gradúan lo hacen bajo diferentes concepciones.
¿ El graduando oirá y entenderá, en esos minutos, el mensaje entregado? ¿ Solo fueron palabras al viento? El análisis debe venir después en la soledad de su existencia, sin la alegría y bullicio del momento.
Dijo el rector que la profesión médica combina la técnica, la ética y el humanismo. A ello hay que agregarle otros aspectos, no siempre reconocidos pero realmente expresados en el ejercicio, como es el arte. Más adelante expresó que, con motivo de la crisis sanitaria, la sociedad le reconoce al médico su trascendencia. Perfecto, pero el reconocimiento viene desde el mismo principio de la existencia de la medicina.
El ilustre rector contó una historia sobre la vivencia terminal de una mujer joven que tenía cáncer, a quien solo le quedaban los cuidados paliativos. Sus consideraciones fueron suficientes para engalanar el acto, mediante un verdadero mensaje de vida y de lo lábil de ésta, añadiendo lo inescrutable de la muerte.
Para finalizar, el exministro disertó sobre la compasión, parte esencial de su mensaje, lo que complementó con un texto de Baruch Spinoza, filósofo neerlandés, leído al padre durante los días finales de este. Recordó palabras del libro donde se expresaba que el amor debía superar el desprecio y el odio.
Unas palabras justas para un acto de graduación de médicos en donde lo primero que debe ensalzarse es su misión y, como él lo insinúo acertadamente, una ceremonia como esa es final y principio, a lo que hay que adicionar que así será siempre la vida del médico. Nota 1. Manizales es esencialmente universitaria.
Este proyecto no era factible hacerlo de entrada, y así la anterior Administración lo ejecutó, a nosotros nos tocó destrabarlo el año pasado para finalizarlo.
Juan Sebastián Ramos,
secretario de Medioambiente, acerca del hospital de mascotas. LA PATRIA, marzo 1 del 2021