Los perros y el buceo
Formar nadadores no fue la única pasión en la vida de Marcelo González. Quienes lo conocieron cuentan que no podía ver un perro solo en la calle: “Tenía cinco y era el que alimentaba los que viven en el Bosque Popular. Convivía con Pioro, Noma, Lola, Perla, Morgan”, recuerda Adriana Jurado, su amiga. Óscar Hernández, también amigo, cuenta que Marcelo hacía campañas por los perros abandonados: “No descansaba hasta que encontraba quien lo adoptara”. En la natación fue un poco más allá e incursionó en el buceo. Se graduó y lo practicó en San Andrés, Cancún ( México) y en el Pacífico. “Era extrovertido, amiguero, social y muy activo”, recalca Adriana. Academicamente, era licenciado con todo tipo de capacitaciones especializadas en natación. Cursaba la especialización que crearon la U. Autónoma y la Secretaría del Deporte de Caldas.