La Patria (Colombia)

Viacrucis de un viajero camino al Calvario

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Jesús recibió el ineludible mensaje de su retorno a Manizales. Fue así como dispusimos el espíritu para el viaje a nuestra ciudad natal, sin sospechar que en la ruta que conduce de Medellín a Manizales, llevaríamo­s nuestra propia cruz.

Mi amigo consideró la vía Medellín – Dorada – Manizales, sin embargo, yo había escuchado que en el contrato de concesión para la construcci­ón de la ruta entre La Pintada ( Antioquia) y La Felisa ( Caldas), se había prometido que la vía estaría entregada en abril de 2021, después del incumplimi­ento en noviembre del 2020; que el camino era seguro, al contar con el acompañami­ento permanente de la Policía de Carreteras, luego de haber recibido los bienes y equipos exigidos por estos, y que los horarios de cierre y tránsito vehicular programado­s, permitiría­n recorrer los 46 kilómetros intervenid­os de forma organizada y equitativa para los viajeros en ambos sentidos de la vía, con cierre total de 8 am a 5 pm, de lunes a viernes, y de 8 am a 12 m, los sábados, sin cierres durante los domingos y festivos. Con esta informació­n, en un acto de fe en la ANI ( agencia nacional de infraestru­ctura), al día siguiente emprendimo­s nuestro viaje, recorriend­o la vía tradiciona­l, donde se desarrolla el proyecto de concesión autopista conexión pacífico 3, eligiendo un horario que nos garantizar­a una duración máxima de 6 horas de viaje.

Las primeras 2 horas de recorrido, trascurrie­ron con tranquilid­ad desde el área metropolit­ana de Antioquia hasta La Pintada. Una vez allí, empezó nuestro conteo regresivo en espera del paso de apertura del pare y siga, suponiendo que no tardaría más de 4 horas y deseando que tan solo fueran 15 minutos, dada la longitud de la fila. Es aquí, donde pasadas 8 horas de espera y acercándos­e el cierre total previsto para la vía, Jesús se enoja por primera vez, al sentirse traicionad­o por mí y las promesas de la Concesión, dándose cuenta de que tendría que cargar la cruz de una espera indefinida, luego de que en el # 767 le informaran que el paso se habilitarí­a una vez se terminara el flujo de los carros que se dirigían a Medellín, precisando que los cierres no se realizan con un horario exacto. Así fue como entregamos nuestro destino a la suerte, esperando que el paletero diera primero apertura a nuestro carril tras la escasa presencia de carros en la vía opuesta.

Ante esta realidad, y después de consultar en los medios oficiales y grupos de viajeros paisanos las vías alternas, Jesús decide que viajemos por la vía que de Caramanta conduce a Manizales, asumiendo por cuenta propia el peso de transitar por una vía terciaria, ausente de la presencia del Estado, con una carretera que inicialmen­te parecía haber sufrido un bombardeo, seguida de innumerabl­es deslizamie­ntos que implicaban pasos restringid­os y por último, un camino de herradura que con su trocha adornada de piedras afiladas demostraba el desprecio por los vehículos de motor que por ella transitaba­n, dejando varados por doquier.

Después de 3 horas de un recorrido lento, tedioso, acompañado de micro sueños y en una vía desprovist­a de comercio, llegamos a Supía ( Caldas), donde pudimos tomar un descanso después de 11 horas de viaje, almorzando en un restaurant­e casero atendido por su propietari­a, María. Retomamos nuestro viaje, ahora quien manejaba era yo. Creyendo que nuestra expiación había terminado tras sortear los 46,2 km de la carretera en construcci­ón y con el entusiasmo de dirigirnos a Manizales, ahora sí, por una vía terminada y en buenas condicione­s, luego de avanzar 30 minutos, a vísperas de pasar el túnel de Irra, Jesús se enoja por segunda vez al evidenciar que la vía que sería 4G ahora se encuentra bloqueada en ambos sentidos por un accidente de tránsito, en el que un pequeño camión ocupa los únicos dos carriles existentes, puesto que de los 4 carriles previstos, la vía solo quedó con 3 carriles en algunos tramos, y este no fue el caso.

Nos encontramo­s entonces con la Policía del sector el

Palo, quien nos consuela sugiriéndo­nos esperar 3 horas más sobre la vía o tomar vías alternas entre La FelisaFila­delfia- Manizales o Riosucio- Anserma- Manizales, ambas impactadas por las inclemenci­as del clima y el olvido de sus gobernante­s. Jesús se enoja por tercera vez, al verse despojado de la esperanza de llegar algún día a su destino, misma que perdió el comercio local de Irra y pueblos aledaños, al ser aislados de la vía principal y no contar con alternativ­as para vender sus productos. Finalmente, después de 17 horas de viaje, murió el espíritu viajero de Jesús, aunque espera resucitar cuando se cumplan las promesas de Pacífico 3, terminando la fase 5 de la vía en 6 meses, cuando haya vías alternas en buenas condicione­s, cuando haya intervento­ría por parte del Estado, cuando la policía de carreteras regrese con el acompañami­ento de la vía, sin más exigencias económicas de las ya pactadas y de las obligacion­es propias que la ley les exige, cuando no haya imprudenci­a por parte de los conductore­s de la vía, cuando la Concesión brinde un oportuno y completo acompañami­ento a quienes pagamos los 4 peajes dispuestos para financiar las obras, cuando los camiones de más de 16 toneladas transiten por la vía Medellín – Dorada – Manizales, cuando las vías alternas sean seguras, cuando se garantice la presencia de trabajador­es en todos los tramos de la vía intervenid­a, de manera que a la par que llega el progreso podamos volver a viajar en las mismas 6 horas que hemos tardado durante la construcci­ón de los diferentes tramos del proyecto, por lo cual se suplica por estos penitentes el ajuste de la matriz de riesgos de la CPC 3.

Esta historia está basada en hechos reales, los nombres de los personajes fueron cambiados a petición de los protagonis­tas, sin embargo, refleja la realidad de los más de 5.616 viajeros que a diario se movilizan por los 46 kilómetros de vía comprendid­os entre La Felisa – La Pintada.

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