Jugar con la cabeza
De salir de los futbolistas incorporados por la influencia del empresario que engañó con su fantasioso proyecto de compra venta del Club.
Aunque inquietante el panorama del Once Caldas, quiero enfrentarlo amigable y positivo, para evitar que el efecto profundo de la caída, cause mayores estragos, especialmente en impaciencia y violencia.
Consciente de que el fútbol no solo se valora desde los goles y las estadísticas que, en muchos casos, son pasajeros. Subyacen otros aspectos como la seriedad de los planes, su alcance y, sobre todo, la ambición para competir con altura y ser protagonista.
No se celebra un córner, ni se aplaude un esporádico buen pase, una llegada electrizante sin gol, o un cabezazo al palo como único aliento en un partido; ni satisface, o cierra una herida, un triunfo sin presión, como el último ante el alicaído Medellín.
Se reconoce el esfuerzo en la cancha en mal estado y la confianza que con cada partido ganan los jóvenes.
Es hora de identificar la ideología de juego de Lara, sin entrar al campo de las justificaciones. De salir de los futbolistas incorporados por la influencia del empresario que engañó con su fantasioso proyecto de compra venta del Club.
De contratar a conciencia, de acuerdo con las necesidades.
De mezclar veteranos con juveniles, con una ideal relación con el juego y la pelota, aceptando que no habrá cotizadas adquisiciones por falta de chequera.
De impulsar los nuevos valores, sin espejismos.
De buscar futbolistas y no estrellas, que sean capaces de competir, que sepan ganar. De ponerle el ojo al gerente deportivo, de templar la disciplina y de mirar de nuevo al extranjero para seleccionar futbolistas, a bajo costo, con buen rendimiento, así no sean reconocidos. De rastrear talentos en otros lugares, ante el debilitamiento de las divisiones menores.
Nota al margen: Cuanto lamento la muerte de Marcelo González, el exitoso entrenador de natación de Caldas. Además de maestro, fue mi amigo. Solidaridad sentida para los suyos.