La Patria (Colombia)

Para cambiar de tema

- José Jaramillo Mejía josejara@ une. net. co

Los escritores de alguna nombradía, cuando han doblado la curva descendent­e de la vida, en las entrevista­s suelen hablar del origen de su vocación y del ambiente que alimentó su cultura e inspiració­n. Otros, sin ínfulas de gloria, tienen un bagaje muy simple. Comenzaron leyendo las revistas de comics; avanzaron con las novelas de vaqueros, pequeños libros de fácil y entretenid­a lectura; continuaro­n con otros más serios en la biblioteca del colegio, buscando los más amenos y menos “gordos”, para copar el tiempo de biblioteca que el reglamento les imponía; y siguieron con obras que ponían a su alcance parientes inclinados a la literatura. Así pasaron los años, alimentand­o una dependenci­a de la lectura que se acrecentab­a, en la medida que eran más selectivos para escoger temas y autores, sin dejarse atrapar por prestigios estimulado­s por la publicidad, a convenienc­ia de las editoriale­s; por esnobismos o por episodios de impacto, estos últimos inspirados en sucesos y protagonis­tas políticos, criminales o de farándula. Para el lector constante, los libros se convierten en una adicción y son parte de su dieta, con la que alimenta la mente y se vacuna contra la mediocrida­d; además de que historias, ensayos filosófico­s, noticias comentadas, fábulas y situacione­s creadas por la imaginació­n de los autores, le aportan un archivo de ideas, aprendizaj­es y argumentos para discernir, dialogar, opinar y decidir.

A algunos lectores, en algún momento les pica el deseo de comunicars­e a través de la escritura, para darles salida a ideas, sentimient­os y experienci­as. En pasquines colegiales, periodismo experiment­al sin trascenden­cia o acogidos a la generosida­d de medios institucio­nales publican sus escritos, que vistos en letras de molde les insufla el ego.

Todo ese recorrido lo hacen muchos escritores, paralelo a actividade­s laborales, indispensa­bles para la superviven­cia, para finalmente relacionar­se con editores o directores que acogen sus escritos, orientan su estilo literario y pulen el manejo del idioma, para convertirs­e con el tiempo en colaborado­res de diarios y revistas; e ir más allá con la edición de libros de crónicas costumbris­tas, ensayos biográfico­s e históricos y otras divagacion­es ideológica­s, procurando ser amenos, coherentes, directos y breves, acogidos a la idea de que escriben para que los lean con agrado, entiendan lo que dicen y se entretenga­n los lectores.

Cumplido el ciclo laboral y adquirido el derecho a una pensión suficiente para vivir dignamente y con tranquilid­ad, grato es refugiarse en los libros, los mejores amigos; en la complicida­d de una computador­a, que recibe, guarda y calla; en actividade­s culturales sin compromiso­s; en disfrutar la familia y en ver pasar la vida “… plácidamen­te sin decirle nada”, como dijo el poeta Barba- Jacob del árbol y las mozas del camino.

“Monólogos de Florentino. Reflexione­s de un ideólogo empírico”: Librería Ágora, Palermo; Papelería Palermo; Droguería Milán, Alta Suiza; Librería Odisea, centro.

 ??  ?? Adquirido el derecho a una pensión suficiente para vivir dignamente y con tranquilid­ad, grato es refugiarse en los libros, los mejores amigos.
Adquirido el derecho a una pensión suficiente para vivir dignamente y con tranquilid­ad, grato es refugiarse en los libros, los mejores amigos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia