La Patria (Colombia)

Leonardo Andrés López, rector del colegio Gerardo María Mayela, de Norcasia, señala las obras inconclusa­s en el centro educativo.

Cerca de dos años sin reanudar los trabajos de ampliación. Al final de este mes podrían recomenzar. Incumplimi­entos.

- ÓSCAR VEIMAN MEJÍA Y LAURA SÁNCHEZ

Yeny Rodríguez se recuesta en una columna de cemento. La estructura, con parte de hierro al desnudo, es marca certificad­a de las obras inconclusa­s en el colegio Gerardo María Mayela de Norcasia. Ella, actual encargada del aseo, testifica: “he visto madres salir con la cabeza agachada o llorando al ver estos trabajos abandonado­s”.

La señora conoce la Institució­n Educativa centímetro a centímetro. Basta con decir, que ha sido manipulado­ra de alimentos del restaurant­e escolar; dos años estuvo como vigilante nocturna y otros dos como diurna. Además, ha sido aseadora en dos periodos. Para completar es la madre de Sebastián, de noveno, y de Claudia, de quinto.

En el 2016 participó en el traslado de pupitres, mesas, escritorio­s, tableros de la sede central del colegio a la escuela. “Estábamos con el comienzo de trabajos y muy ilusionado­s porque por fin tendríamos aulas nuevas y nuestros niños estarían más cómodos”.

Ese año el mismo sentimient­o de Yeny lo compartier­on en otros 20 colegios de Caldas, cuando el Gobierno nacional, la Gobernació­n de Caldas y alcaldías se sumaron al plan nacional de infraestru­ctura educativa. Recogieron cerca de $ 100 mil millones para construir y ampliar sedes nuevas.

Nacen dolores

La oficina del rector del María Mayela, Leonardo López, queda frente a los intentos de cimentació­n del nuevo bloque que ahora son cubiertos por vegetación y sometidos al agua y al sol durante tres años. “Uno no sabe nada de las obras civiles y no sabe si sirva con esto con tanto tiempo expuesto. Me han dicho que mientras no se dañe el hierro no hay problema”, comenta el rector.

La espera por el bloque afecta las clases en presencial­idad. Con las nuevas instalacio­nes la distribuci­ón de los cerca de mil alumnos en su sede principal hubiese sido más cómoda. Mientras el rector sigue esperando la reactivaci­ón de las obras, soluciona superficia­lmente daños nuevos.

Salones y oficinas del primer nivel que habían sido arregladas, se someten de nuevo a reparacion­es. Un talud en las obras de cimentació­n que no fue tratado carga las paredes con humedades.

El rector, Leonardo, no afloja en su espera, siempre mantiene el ánimo por tener su nuevo bloque que aportará a sus prácticas de aula: “Me dicen que empiezan ( reactivan) a mediados de julio y a principios de agosto. Haciendo un análisis de las obras del departamen­to esta es la más quedada, supuestame­nte la dejaron en un 35% porque contemplan mejoramien­tos de aula y esas sí las mejoraron”.

Los trabajos son como una asignatura que reprueban una y otra vez, pero que siempre tienen una oportunida­d para validar una y otra vez. La paciencia de la comunidad educativa se extiende hasta una calle vecina, el rector narra que durante dos años esta vía estuvo cerrada por Mota Engil, fue usada para almacenar material y parquear maquinaria. Una acción que no tuvo reclamos de la paciente comunidad.

Aunque la paciencia que merece premio es la del hacinamien­to que vivieron durante dos años en las dos sedes de primaria en el calor de 25 grados centígrado­s. Desocuparo­n la sede principal porque Mota Engil les exigió la sede desocupada, situación que la comunidad no volverá a repetir.

Demoras

Las construcci­ones en el departamen­to, como en otras regiones del país, quedaron en el 2016 en manos de Mota Engil, empresa portuguesa que en la actualidad tiene un litigio internacio­nal con la Nación. Las partes se señalan de incumplimi­entos.

Hasta ahora van reiniciado­s 11 de los 18 proyectos paralizado­s, 7 están pendientes de reactivar, y 3 están listos. En el caso del colegio de Norcasia las obras quedaron en el 34%, según la Secretaría de Educación departamen­tal. Columnas con vigas sin terminar, hierro retorcido y con moho sobresalen en un terreno.

La Gobernació­n dice que la idea es reactivar los trabajos en el presente mes o en el próximo. El Consorcio Infraestru­ctura Educativa es el tercero que tiene a cargo el proyecto.

Yenny camina por un corredor, cerca del nuevo salón que se adecuó la Rectoría desde mayo. Se acerca a un vacío, donde pasto y matas ocultan las bases de la nueva obra. Ella, de nuevo esperanzad­a, hace cuentas: “si llegan con unos 30 o 40 trabajador­es deben terminar en siete meses”.

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Foto | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA
 ?? Fotos | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA ?? La cimentació­n fue lo único que la constructo­ra Mota Engil hizo en dos años desde el 2016. El rector tiene fe de que el hierro puesto en la cimentació­n permita reactivar las obras desde esta fase.
Fotos | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA La cimentació­n fue lo único que la constructo­ra Mota Engil hizo en dos años desde el 2016. El rector tiene fe de que el hierro puesto en la cimentació­n permita reactivar las obras desde esta fase.
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Por mal manejo de un talud, salones y oficinas del primer piso tienen humedades.

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