La Patria (Colombia)

Una minería responsabl­e

Con un buen manejo los efectos negativos pueden mitigarse y, por el contrario, lograr beneficios que bien administra­dos pueden generar bienestar a los pobladores de una zona determinad­a.

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Con un buen manejo los efectos negativos pueden mitigarse y, por el contrario, lograr beneficios que bien administra­dos pueden generar bienestar a los pobladores de una zona determinad­a.

La semana pasada hubo revuelo en 10 municipios de Caldas debido al anuncio de unas audiencias públicas que se realizaría­n a partir de ayer en esas poblacione­s, para informar acerca de la entrega de títulos mineros a empresas explorador­as y explotador­as de diversos metales, los cuales están alojados en el subsuelo de amplias zonas del departamen­to. La gran preocupaci­ón se basó en los posibles problemas de orden público que se presentarí­an, debido a que había muchos interesado­s en participar y poco espacio para poder asistir a las reuniones.

La Agencia Nacional de Minería ( ANM), con sensatez, suspendió esas reuniones de manera temporal, mientras están dadas las condicione­s para que haya un espacio amplio para la socializac­ión de esos proyectos y que las comunidade­s puedan resolver todas las preguntas que tengan acerca de estas posibilida­des. Así, las cosas, los habitantes de Aranzazu, Salamina, Pácora, Riosucio, Supía, Marmato, La Merced, Filadelfia, Samaná y Norcasia pueden esperar que las nuevas citaciones cuenten con las condicione­s necesarias para unas audiencias exitosas.

Hay que partir del principio de que la minería no es mala por sí misma. Con un buen manejo los efectos negativos pueden mitigarse y, por el contrario, lograr beneficios que bien administra­dos pueden generar bienestar a los pobladores de una zona determinad­a. Lo que debe buscarse es que se haga con mucha responsabi­lidad, que se aseguren todos los procedimie­ntos técnicos que eviten daños al medioambie­nte, y que los recursos hídricos no se afecten negativame­nte.

Es necesario entender, además, que la Constituci­ón Política deja en manos de la Nación las decisiones acerca de la explotació­n de los recursos del subsuelo del territorio colombiano, y que frente a este tipo de actividad económica los alcaldes y los gobernador­es tienen poco margen de maniobra, y no pueden compromete­rse a permitir o no que haya minería en algún lugar de un municipio o un departamen­to. Son las comunidade­s las que, con la informació­n necesaria, puede opinar acerca de estos proyectos y lograr que los beneficios sean más que los posibles efectos adversos.

Le compete al Ministerio de Minas hacer todo lo posible para que haya claridad alrededor de lo que puede ocurrir en estos municipios, y garantizar que tanto en las tareas de exploració­n y eventual explotació­n minera se ejecuten todos los procedimie­ntos pertinente­s que aseguren los mejores resultados, no solo para quien desarrolla la tarea extractiva, sino para los municipios, el departamen­to y la Nación. Hay que ser muy exigentes en esta materia, y valorar de manera muy seria la relación costo- beneficio de cualquier decisión que se tome.

No puede negarse que la minería en nuestra región, como en el resto del país, tiene graves problemas de informalid­ad, lo que también tiene efectos en la seguridad industrial, que infortunad­amente se traduce en numerosos accidentes y muertes de mineros en su trabajo. Esos son asuntos que no pueden ser mirados de soslayo en las decisiones que se asuman en el futuro frente a estas posibles concesione­s mineras.

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