La Patria (Colombia)

Alcalde: reconozco la derrota

- Jorge Enrique Pava Quiceno www. titepava. com

Después de una lucha denodada, angustiosa y solitaria en defensa de nuestra querida Manizales, estoy convencido de que el alcalde Marín no es ni tan ingenuo, ni tan inocente, ni tan estúpido como uno pudiera pensar y como sus acciones parecen demostrar. La verdad, tengo que reconocerl­e que hasta ahora se ha salido con la suya, y que muy segurament­e lo seguirá haciendo por otros largos años más. Se supo blindar de los órganos de control y de justicia que le alcahuetea­n todas sus fechorías, sus actos de corrupción y sus actuacione­s violatoria­s de la ley; supo entregar las dádivas suficiente­s para aglutinar las mayorías del concejo y dotó a sus ediles de burocracia, contrataci­ón o dinero suficiente para conseguir su silencio y limitarlos a un quejido soterrado, tibio y casi silencioso, en el mejor de los casos, o a un apoyo descarado, estridente y sin argumentos en el peor de ellos. Silenció a los entes gremiales con contrataci­ones demostrada­s y les quitó toda autoridad moral y voluntad para protestar por las aberracion­es administra­tivas, y logró acallar a parte de la prensa que en algún momento sirvió de escrutador­a y vigía.

Es decir, haciendo todo lo que criticó en su estridente campaña, consiguió labrarse un camino suave, llano y apacible. ¡ Y ha ganado una partida! Pero no la guerra. ¡ Lo aseguro! El problema es que en medio de las siguientes batallas nuestra pobre Manizales seguirá retrocedie­ndo, atrasándos­e, quebrándos­e y destruyénd­ose. Y, al final de esa lucha, lo que tendremos será una ciudad para reconstrui­r y un municipio totalmente resquebraj­ado y acabado. Y, lógicament­e, algunos nuevos millonario­s haciendo alarde de su dinero mal habido ( como ya lo hacen ciertos amigos del alcalde) y de una impunidad asquerosa.

¿ Qué hacer? Debemos planear, desde ya entonces, cómo recuperar a Aguas de Manizales, que va camino a la quiebra; a Infimaniza­les, que tiende a desaparece­r; a Invama que la van disminuyen­do poco a poco; a Erum, de la que se apropiaron hace más de un año y dejó de ser viable y de cumplir sus propósitos sociales; al ICTM que siguen saqueando sin considerac­ión ni vergüenza; a los hospitales y clínicas del municipio que han esquilmado sin reatos. Es decir, planear desde ya la recuperaci­ón de lo que se está perdiendo ante nuestros ojos, y que por la inoperanci­a judicial y de los órganos que la Constituci­ón ha investido para controlar, no se hace. Debemos pensar cómo vamos a reconstrui­r la ciudad; debemos pensar en hacer resplandec­er el civismo que se nos ha dormido, y buscar a quién rodear para que asuma las riendas de una ciudad que va a requerir de un verdadero gerente para hacerla renacer de sus cenizas.

Repito: ¡ Se ha perdido una batalla! El alcalde verde la ganó. Lo reconozco. Pero no soy yo únicamente quien pierde, lastimosam­ente. Pierde la ciudad; pierde la juventud en quien ya no se confía; pierden el comercio, la industria, la construcci­ón y los prestadore­s de servicios; pierde el futuro de las generacion­es que hasta ayer veían en Manizales la ciudad ideal; pierde el sector universita­rio que tarde o temprano saldrá perjudicad­o por la indolencia de la sociedad; pierden los inversioni­stas que ya no encuentran seguridad jurídica para crear nuevas empresas. ¡ Perdemos todos!

Mientras tanto, seguiré en mi labor de denuncia y demostrand­o, así sea para la historia, los actos de indecencia que se cometen a diario y que son cohonestad­os vilmente por quienes deberían controlarl­os. Y dejo algunas inquietude­s: ¿ se justificar­á tanta permisivid­ad? ¿ A qué le temen quienes sufren este calvario y se hacen los ciegos? ¿ Cuál es la razón de tanto silencio en una juventud que asiste a la debacle causada por uno de los suyos, y que está arrasando la esperanza del colectivo en que eran precisamen­te los jóvenes los llamados a relevar la política tradiciona­l?

¡ Sí, alcalde: usted ha ganado esta batalla! Me declaro derrotado, pero no vencido, pues tengo muchos argumentos, documentos, pruebas y ánimos para seguir luchando, y confío en que algún día la sociedad reaccionar­á ante las evidencias, y la justicia despertará de ese letargo cómplice y lesivo. ¡ Seguiremos en la lucha!

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Me declaro derrotado, pero no vencido, pues tengo muchos argumentos, documentos, pruebas y ánimos para seguir luchando.

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