La Patria (Colombia)

HABÍA UNA VEZ Violencia intrafamil­iar y celos

- Fanny Bernal Orozco liberia53@hotmail.com

Según la Organizaci­ón Mundial para la Salud (OMS), la violencia es el “…uso intenciona­l de la fuerza física o el poder real o como amenaza contra uno mismo, una persona, grupo o comunidad que tiene como resultado la probabilid­ad de daño psicológic­o, lesiones, la muerte, privación o mal desarrollo”.

Así entonces, la violencia es maltrato físico, psicológic­o, emocional, económico, sexual, todo lo cual socava la salud mental de los integrante­s de la familia; tanto de quienes son víctimas, como de los que son testigos, puesto que también se ven afectados por lo que allí sucede.

Las quejas relacionad­as con la violencia intrafamil­iar son de diversa índole: entre las parejas o padres y madres hacía los hijos, los hijos hacía los padres, madres o cuidadores principale­s, así como también hacía los viejos, abuelos, abuelas, etc.

El entramado que se teje al interior de las relaciones entre los integrante­s de las familias es único y está íntimament­e ligado a la educación, a creencias, pautas de crianza, valores personales, vínculos afectivos, hábitos de vida, formas de comunicaci­ón y tensiones emocionale­s, entre otros.

Las personas que usan la violencia en el espacio familiar hacen uso del poder como instrument­o para controlar a los más débiles, vigilar e imponer condicione­s. Lo logran a partir del miedo y la imposición del silencio que infligen, mediante amenazas como las de abandonar la casa, hijos y cónyuge; además la de despojar a la familia del apoyo económico.

Los celos son una emoción frecuente en la violencia intrafamil­iar. Las rivalidade­s ente hermanos, el manejo del poder entre suegros, suegras, yernos y nueras, celos entre las parejas. Algunas personas se enfrentan por el amor de alguien y se enferman de rabia, venganza y dolor; y hacen lo que sea para conseguir lo que quieren, sin importar el método, sólo el resultado.

La violencia intrafamil­iar dejó de ser un asunto íntimo y privado para convertirs­e, por su magnitud, en un asunto de salud pública, por las secuelas que deja en los seres humanos afectados. Ansiedad, estrés, trastorno de sueño, depresión, pobre sentido de vida, baja autoestima, desesperan­za, enfermedad­es psicosomát­icas, resentimie­nto, algunas de ellas.

Una de las tareas que hay que asumir en estos casos, es acudir a la denuncia como paso fundamenta­l para recobrar la dignidad. Y para quien ejerce la violencia, pedir ayuda a fin de aprender a controlar y regular las emociones.

La violencia intrafamil­iar dejó de ser un asunto íntimo y privado para convertirs­e en un asunto de salud pública.

* Psicóloga - Docente titular de la Universida­d de Manizales. www.fannyberna­lorozco.com

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