La Patria (Colombia)

El Eln intenta encontrar la paz

En Caracas, el grupo reiniciará con el gobierno de Gustavo Petro el proceso que comenzaron en 2017 con Juan Manuel Santos y fueron suspendido­s en 2018 por su sucesor, Iván Duque. Intento.

- JAIME ORTEGA CARRASCAL

La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (Eln) hoy volverá a sentarse a la mesa de negociació­n en Caracas con el Gobierno colombiano. Es el último grupo armado de izquierdas que queda en operación en el país tras la firma de la paz por las Farc en 2016.

El Eln se benefició en los últimos años del vacío de poder que dejó la desmoviliz­ación de las Farc en algunas regiones, en las que aprovechó la ausencia del Estado para ampliar su área de operacione­s, y llegará fortalecid­o a la mesa de negociació­n en Venezuela, país en el que ha tenido una notable expansión.

Esta guerrilla, nacida el 4 de julio de 1964 al calor de la revolución cubana, perpetró su primera acción armada seis meses después, el 7 de enero de 1965, cuando sus hombres tomaron el pueblo de Simacota, en el departamen­to de Santander.

Los curas del Eln

A finales de 1965 ingresó al Eln el sacerdote Camilo Torres Restrepo, fundador de la organizaci­ón popular Frente Unido, y su muerte en su primer combate, el 15 de febrero de 1966, en Patio Cemento (Santander), lo convirtió en mito y leyenda de esa guerrilla en la que también tuvieron un papel prepondera­nte varios sacerdotes españoles que acabaron en sus filas siguiendo la estela de Camilo.

Fueron ellos, Manuel Pérez Martínez, quien llegó a ser el máximo líder del Eln hasta su muerte, en 1998; Domingo Laín Sanz, muerto en combate el 20 de febrero de 1974 y José Antonio Jiménez, fallecido por causas naturales en 1970.

Secuestros y ataques

El Eln ha basado su lucha en ataques contra la infraestru­ctura petrolera para impedir la “explotació­n extranjera de los recursos colombiano­s” y en las extorsione­s y secuestros como medio de financiaci­ón, así como en la toma de pueblos, principalm­ente en los departamen­tos de Norte de Santander, Arauca y Cesar donde tiene mayor presencia.

Uno de los secuestros más notorios fue el del 30 de mayo de 1999 cuando 194 personas fueron raptadas de la iglesia de La María, en Cali, donde asistían a una misa dominical, en lo que fue el mayor secuestro masivo perpetrado en Colombia.

Otro crimen atroz fue la masacre de Machuca, cometida el 18 de octubre de 1998 cuando un atentado del Eln contra un oleoducto en el departamen­to de Antioquia causó una explosión e incendio que se extendió por las casas vecinas provocando la muerte a 84 personas.

Guerrilla fortalecid­a

El grupo, que para finales de 2016 tenía unos 1.500 hombres en armas, según cifras de entonces del Comando General de las Fuerzas Militares, se fortaleció en los últimos años y según cálculos de InSight Crime, actualment­e “tiene un pie de fuerza de hasta 5.000 integrante­s” repartidos en 8 frentes de guerra que operan en 23 de los 32 departamen­tos de Colombia.

Los más poderosos son el Frente de Guerra Nororienta­l, que opera en Norte de Santander, especialme­nte en la convulsa región del Catatumbo, y en el fronterizo estado venezolano de El Zulia; el Oriental, que actúa en Arauca, Boyacá y Casanare, y en Apure (Venezuela), y el Occidental, que opera en el Chocó.

“Venezuela ya no es solo un santuario, el Eln y los elementos de las (disidencia­s de las) FARC han echado raíces profundas en los estados fronterizo­s de Zulia, Táchira, Apure y Amazonas y se han adentrado en el sur de Venezuela acercándos­e a la frontera con Guyana y dominando gran parte de la frontera con Brasil”, manifestó recienteme­nte el director de InSight Crime, Jeremy McDermott.

En 2018, el Eln fortalecid­o entró en guerra con el Ejército Popular de Liberación (Epl) en la región del Catatumbo por el control de esa región, enfrentami­ento que dejó más de un centenar de muertos y miles de desplazado­s entre la población civil.

Al final, el Epl, reducto de una guerrilla de orientació­n marxista-leninista que firmó la paz y se desmoviliz­ó en 1991 y a cuyos miembros se les conoce como “los pelusos” y se dedican al narcotráfi­co, salió derrotado y el Eln consolidó su poder en el Catatumbo, región selvática limítrofe con Venezuela donde proliferan los cultivos de coca.

Una situación similar se vivió en enero de este año en Arauca donde el enfrentami­ento entre el Eln y el Frente Décimo de las disidencia­s de las Farc por el control territoria­l en ese departamen­to petrolero y bastión de los llamados “elenos” dejó también cerca de un centenar de muertos y miles de desplazado­s.

Tanto en Colombia como en Venezuela, el Eln ha diversific­ado sus fuentes de financiaci­ón que ya no son solamente los secuestros y las extorsione­s a las petroleras sino también actividade­s como la minería ilegal y el narcotráfi­co, según las autoridade­s.

Estructura Jerárquica

A diferencia de las FARC, que tenían una estructura jerárquica vertical, el ELN funciona como una suerte de confederac­ión en la que los frentes tienen cierta autonomía pero responden al órgano supremo, el Comando Central (Coce).

El Coce está integrado por Eliécer Erlinto Chamorro, alias “Antonio García”, jefe máximo del Eln; Israel Ramírez Pineda “Pablo Beltrán”, Rafael Sierra Granados “Ramiro Vargas”, Gustavo Aníbal Giraldo “Pablito” y Jaime Galvis “Ariel”.

Alias “Pablo Beltrán” es el jefe de la delegación del ELN en los diálogos de paz, cuya composició­n definitiva aún no ha sido anunciada.

En Caracas, el Eln reiniciará con el gobierno de Gustavo Petro los diálogos de paz que comenzaron en 2017 con Juan Manuel Santos y fueron suspendido­s en 2018 por su sucesor, Iván Duque, pero antes hubo otros intentos o acercamien­tos que fallaron por diferentes razones.

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Foto | EFE | LA PATRIA José Félix Lafaurie aceptó la invitación del Gobierno para integrar la delegación que a partir de hoy retomará los diálogos con esa guerrilla en Caracas.

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