La Patria (Colombia)

Sofisticad­as formas de ilegalidad

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Fácilmente quedan a expensas de inescrupul­osos y delincuent­es que se conocen las dinámicas oficiales, logran establecer contactos en las oficinas públicas y empiezan a estafar con documentos falsos.

La captura que hicieron autoridade­s colombiana­s la semana pasada, de una red de 31 personas que actuaban de forma coordinada en Bogotá y en municipios de Amazonas, Atlántico, Caquetá, Cesar, Córdoba, La Guajira y Sucre para tramitar y expedir documentos fraudulent­os a migrantes alerta de lo que puede estar ocurriendo en otros departamen­tos del país. Posiblemen­te sucediendo aquí mismo en Caldas por los altos flujos de población migrante que llega a todo el Eje Cafetero, buscando oportunida­des o de paso hacia otros países. Por eso hay que estar muy vigilantes.

Esta red cobraba a los migrantes, provenient­es principalm­ente de República Dominicana y Venezuela, entre dos mil dólares (7 millones 638 mil pesos) y cuatro mil quinientos dólares (17 millones 185 mil 500 pesos) por elaborar registros civiles de nacimiento, cédulas de ciudadanía y pasaportes falsos colombiano­s para viajar a México o Guatemala y cruzar a Estados Unidos o dirigirse a países europeos. 17 de los implicados son empleados o exfunciona­rios de la Registradu­ría Nacional y del Ministerio de Relaciones Exteriores, que hacían suplantaci­ones con registros civiles de personas no ceduladas y otros convertían en pasaportes las identidade­s falsas. Este año, la Registradu­ría ha anulado 344 cédulas y el Ministerio 304 pasaportes irregulare­s.

Son consecuenc­ias de los procesos migratorio­s en el mundo, pero están mostrando es que hay una alta vulnerabil­idad social sin intervenir o que ni siquiera se ha diagnostic­ado a fondo para prevenirla. En la actualidad son muchos los que se ven obligados a salir de sus países de origen o de residencia, incluso hay casos de migracione­s internas en Colombia por violencia o problemas económicos, pero igual de expuestos a este tipo de engaños. Fácilmente son personas que quedan a expensas de inescrupul­osos y delincuent­es que se conocen las dinámicas oficiales, logran establecer contactos en las oficinas públicas y empiezan a estafar con documentos falsos, como ha ocurrido tantas veces en otras áreas.

En este contexto adquiere mayor relevancia la expedición de los pasaportes en el país, que desde el año pasado está envuelta en un escándalo por la cancelació­n que hizo el ya exministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva, suspendido por la Procuradur­ía, de una licitación que había salido favorable a la firma Thomas Greg & Sons. El caso sigue en investigac­ión, y el Gobierno busca asignarle a la Imprenta Nacional la elaboració­n de los pasaportes, sin tener experienci­a para garantizar la seguridad que exige este documento y lo que abre es otro boquete a la ilegalidad.

Todas las autoridade­s en Colombia responsabl­es de la expedición de documentos de identidad, principalm­ente la Registradu­ría Nacional y este Ministerio, deben cerrar filas, detectar en qué pueden estar fallando para corregirlo, pero además diseñar procesos que blinden, hasta de los propios funcionari­os, la elaboració­n, expedición y manejo de la documentac­ión colombiana, que se considerab­a segura. Igualmente los organismos de seguridad no deben parar sus investigac­iones ni declinar en el control, para seguir dando con los que buscan lucrarse de la ilegalidad a costa de los más vulnerable­s.

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