La Republica (Colombia)

La rebelión de las 4G

- DIEGO GÓMEZ

Las 4G para Colombia han sido una revolución en infraestru­ctura. Se pasó de menos de 3.000 kilómetros sumadas las tres primeras generacion­es de concesione­sa más de 8.000 en la cuarta generación. Esto se logra por un nuevo marco legal que permitió poner en marcha un paquete de proyectos de infraestru­ctura claves para el país.

El esquema que hizo posible este cambio fue la forma en la que se estructura­ron los proyectos. El documento Confis en el que se da el aval de vigencias futuras para estas obras muestra cómo para unos requerimie­ntos de $10 billones para un proyecto, el gobierno solo tenía que compromete­r 31% de los recursos y los pondría en pagos anuales por un periodo de 20 años. De esta forma el Estado logró desencaden­ar un proceso de modernizac­ión de la infraestru­ctura sin tener que disponer de los cuantiosos recursos iniciales que éstas requerían. Los recursos los generaría la dinámica económica de los proyectos.

Esta revolución se gestó desde Antioquia. Las tres primeras generacion­es de concesione­s se habían enfocado en los corredores viales de Bogotá a los puertos y en las regiones Pacífico

y Atlántico. Antioquia era un nudo de problemas con altos niveles de violencia, desempleo por encima del 22 por ciento y una crisis económica y social en las tres últimas décadas del siglo pasado. De las 50 grandes empresas que James Parsons había documentad­o en 1967, pocas quedaban. El estudio Monitor de 1994 llegaba a la conclusión de que ciudades como Medellín y Manizales iban a requerir algo así como un plan de evacuación organizado pues no tenían mayores potenciale­s.

FALTA QUE LA NACIÓN SIGA CUMPLIENDO LOS COMPROMISO­S Y CONTRATOS

Antioquia y el centro occidente estaban desconecta­dos de los puertos. Desde Visión Siglo XXI y la agenda de competitiv­idad se evidenció la necesidad de desarrolla­r un conjunto de proyectos que permitiera­n la conectivid­ad del corredor occidental del país: Eje Cafetero, Antioquia y Córdoba, con el Atlántico, tanto con Urabá como con Cartagena y Barranquil­la.

La tarea se emprendió desde una decisión de la ciudadanía con el liderazgo de Lina Vélez en la Cámara de Comercio de Medellin para Antioquia. Esos proyectos se pagarían con los peajes que se requiriera­n y se inició un proceso de estructura­ción con el liderazgo de ISA, que había ampliado su objeto social para atender proyectos de infraestru­ctura con base en un contrato interadmin­istrativo. En 2010 se tenía la primera parte de la tarea hecha. Se requería de un marco legal que viabilizar­a esa nueva modalidad de gestión de la infraestru­ctura.

Fueron dos años en un limbo jurídico, que logra resolverse con la creación de la Agencia Nacional de Infraestru­ctura y la formulació­n del esquema de cuarta generación de concesione­s. Los articulado­res de esta solución fueron Germán Cardona, ministro, Luis Fernando Andrade, director de la ANI y Federico Restrepo, gerente de las 4G en Antioquia.

En los siguientes años se dieron las licitacion­es y los cierres financiero­s. La mayor parte de los proyectos están construido­s y operando. Hay problemas de origen geológico en Pacífico 1 que deberían resolverse dentro del contrato de concesión existente. Hay un tramo que es obra pública, la conexión del Túnel del Toyo, financiada por el departamen­to, el municipio de Medellín y la Nación. Falta que la Nación siga cumpliendo los compromiso­s y contratos. Se requieren unas obras adicionale­s que el gobierno dijo que no financiará. Para eso está la vaca. Las 4G son parte central de la reinvenció­n de Antioquia en estas primeras décadas del siglo XXI.

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