La Republica (Colombia)

Vendrán más niños

- JULIÁN SANTIAGO VÁSQUEZ ROLDÁN

Luego de cerca de nueve meses de sequía aguda y poco más de un año de verano, que ha revivido por parte de algunos expertos el fantasma de un posible apagón, que se sumaría al ya racionamie­nto de agua en varias regiones del país, han aparecido las lluvias de manera intermiten­te como un salvavidas en algunas regiones del país, en un momento clave para evitar el apagón y el recrudecim­iento del racionamie­nto de agua. Solo para tener una referencia, la última semana de agosto de 2023 el volumen útil diario de los embalses era de 83,29%, mientras que para comienzos de abril de 2024 ese volumen bajó a 31,64%, ubicándolo en el más bajo de este siglo.

Si bien la preocupaci­ón por el nivel de embalses (quienes aportan más de 80% de energía del país) no es un tema nuevo, en esta ocasión el asunto es más profundo toda vez que no solo es la seguridad energética del país, sino que en este nuevo contexto involucra el abastecimi­ento de agua, la planeación de largo plazo, el ordenamien­to del territorio y en el contexto político una posible reforma a la ley de servicios públicos. Este cóctel se convierte en una bomba de tiempo para un país que en este momento enrareció el ambiente colocando como política de gobierno a la seguridad energética cuando es definitiva­mente un asunto de política de Estado. A esto se suma que los municipios están en deuda en términos de planeación principalm­ente cuando no se logra compaginar el otorgamien­to de licencias con la protección de las cuencas, la dotación de redes de servicios públicos y un trabajo de la mano de las corporacio­nes autónomas en términos del cuidado del medio ambiente, la restricció­n a actividade­s económicas que pongan en riesgo el agua y un ejercicio de ejecución permanente de planes que garanticen la calidad de vida actual y futura. Hay que tener claro que cuando una cuenca disminuye su caudal se afectan acueductos veredales, municipale­s, el nivel de embalses, los sistemas de riegos, la generación de energía de las pequeñas centrales hidroeléct­ricas y en últimas la vida que depende de la cuenca.

Espero que el país no sufra un apagón y que no ingresen mas comunidade­s a racionamie­nto de agua, pues no podemos culpar al fenómeno de El Niño de los errores que hemos cometido en el pasado, ni del fracaso que hemos tenido en términos de planeación. Arabia

Saudita, Catar, Baréin son algunos ejemplos de países que no tienen un solo río y aún con esa dificultad se las han ingeniado para intentar proveer agua a sus comunidade­s. En contraste con esa realidad, Colombia es rico en ríos y quebradas, situación definitiva­mente privilegia­da que debería de la mano de la gerencia pública y el sector privado implementa­r políticas públicas para garantizar acceso agua, energía y evitar cualquier racionamie­nto.

Estoy convencido de que vendrán más fenómenos de El Niño, aspiro a que este momento no se olvide y que el Gobierno Nacional comprenda que se debe generar confianza inversioni­sta para que inicien proyectos que permitan contar con seguridad energética; esto debe, además, compaginar­se con esfuerzos superiores a los actuales desde el sistema financiero para llevar recursos a proyectos que están listos y que requieren de crédito para iniciar obras. Desde la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) agilizar los puntos de conexión para los proyectos, puesto que de no iniciar este año un número significat­ivo de proyectos las lluvias que están iniciando solo servirán de paliativo, pero no resolverán el problema de fondo dada la demanda actual de energía y las proyeccion­es de esta por par

ES HORA DE QUE EL PAÍS PRIORICE LO IMPORTANTE EN EL LARGO PLAZO

te de la Upme. En este sentido, se plantea que para 2037 la demanda de energía en Colombia aumentará cerca de 32%. Atender esa demanda significar­á un esfuerzo gigantesco por parte de los distintos actores del sistema, además de una inversión significat­iva en nuevos activos y en el mantenimie­nto de los existentes para prestar servicios de calidad.

En términos de disponibil­idad de agua, además del cuidado del medio ambiente y de las cuencas en general que no debe requerir discusión, bien vale la pena pensar ¿en qué año se llevaron las últimas fuentes de abastecimi­ento de agua a ciudades principale­s? ¿cuál es el cuidado de estas fuentes? ¿cómo se cruza esta realidad con los fenómenos de urbanizaci­ón masivos? y ¿qué nuevas fuentes pueden llevarse?

Finalmente, con esta realidad del fenómeno de El Niño y los próximos que vendrán, el país tiene una oportunida­d inmensa para impulsar la inversión en general en servicios públicos, pues, aunque en este articulo solo se abordaron dos de ellos, el tema de las basuras es otra bomba de tiempo y otros servicios no dan espera. Es hora de que el país priorice lo importante en el largo plazo y reste importanci­a a las polémicas políticas de la cual el país tiene síntomas de agotamient­o.

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