¿POR QUÉ
un pacto por la productividad?
Ante el reto de hallar nuevas fuentes de crecimiento, el Gobierno y los empresarios deberían aliarse en torno a cinco áreas críticas: el mejoramiento de las capacidades empresariales, la formalización, el cierre de brechas de capital humano, los mercados eficientes y la competitividad logística.
Los primeros años de este siglo fueron buenos para Colombia. La economía creció en promedio por encima del 4 por ciento anual y la inversión como porcentaje del PIB llegó a niveles similares a los de países asiáticos, con un pico de más de 29 por ciento del PIB en el 2014. La tasa de desempleo, por su parte, se redujo a un dígito y, por primera vez, la clase media superó a la población en pobreza. Todos, avances fundamentales que se deben preservar.
El reto, sin embargo, no es menor.
Los vientos que soplaron a favor del crecimiento se extinguieron con la caída de los precios de los commodities, y hoy Colombia debe encontrar nuevas fuentes de crecimiento con base en la productividad.
Esto es, utilizando de manera eficiente los recursos disponibles de modo tal que, con lo mismo, se produzca más. En las empresas, por ejemplo, más eficiencia se traduce en menores costos y mayor generación de utilidades, al tiempo que les permite a los trabajadores aumentar su remuneración y acceder a mejores condiciones de empleo. Sin embargo, ¿cómo lograrlo?
Lo primero es ponerse en la tarea de hacerlo. Llevamos muchos años con diagnósticos y recomendaciones respecto a lo que habría que hacer para crecer y mejorar el bienestar de los colombianos, sin que se haya hecho mucho para lograrlo. Por esta razón, y a poco tiempo de la posesión del nuevo mandatario de los colombianos, el Consejo Privado de Competitividad les propone al país y al nuevo presidente hacer un Pacto por la Pproductividad entre el Estado y los empresarios, alrededor de cinco áreas críticas para el crecimiento: 1) mejoramiento de las capacidades de las compañías, 2) formalización, 3) cierre de brechas de capital humano, 4) mercados eficientes y 5) competitividad logística. Juntas permiten la adopción y difusión de tecnologías, lo que está en el corazón del aumento de la productividad.
Para ello, las compañías necesitan mejorar sus capacidades, incluyendo las gerenciales. Actualmente, solo el 22,2 por ciento de las organizaciones innova y hay alta obsolescencia tecnológica. Sus líderes deben incrementar la inversión en innovación y realizar esfuerzos para descubrir aquellas prácticas y herra-
mientas que ya han sido probadas y que pueden aplicar en sus negocios. Este esfuerzo debe ser acompañado por el Gobierno con un programa de adopción tecnológica que esté en línea con la Política de Desarrollo Productivo, de manera que cualquier compañía pueda tener acceso a asistencia técnica en buenas prácticas gerenciales, así como a extensión tecnológica y financiación blanda.
De otro lado, el alto costo de entrar a la formalidad desincentiva el crecimiento empresarial y la adopción de tecnologías. El pacto, por lo tanto, incluye una estrategia integral de formalización que simplificaría los procedimientos, reducirá los costos tributarios empresariales y pondría en marcha un nuevo rol de fiscalización de la Dian para que se concentre en perseguir a los grandes evasores y no en los que ya tributan.
La productividad necesita, además, de talento pertinente. Por eso, el pacto contempla que las organizaciones puedan encontrar los perfiles que requieren para la adopción de tecnologías, y que el Sena y las instituciones de educación superior concentren sus currículos en las necesidades que se mapean para el sector empresarial a través del Marco Nacional de Cualificaciones. Implica también que las compañías abran sus espacios y participen activamente en la formación dual del talento, en particular técnico y tecnológico.
En cuanto a mercados eficientes, es esencial que prime la competencia. La regulación y los tributos deben favorecer la inversión, mientras que el mercado laboral debe ser flexible. Las normas innecesarias deben eliminarse y cada vez que se expida una nueva se debe suprimir, al menos, una existente. Además, se requiere establecer un procedimiento para que todas las
Para garantizar el éxito del Pacto por la Productividad es fundamental que se instaure una labor intensa de seguimiento desde el más alto nivel del gobierno, con metas puntuales y mecanismos de gestión.
regulaciones –y sobre todo las que impactan el mercado laboral– se diseñen con un análisis del costo-beneficio antes de ser emitidas.
Por último, la productividad se explica por la capacidad de las empresas para comercializar sus bienes y servicios, en particular en el exterior, para lo cual se debe asegurar la financiación de las 4G e implementar una política de transporte intermodal con corredores ferroviarios y navegabilidad del río Magdalena. Igualmente, el pacto busca una mayor competencia en el transporte de carga por carretera, liberando los precios de los fletes, modernizando los requisitos para habilitar compañías de transporte y renovando de forma controlada el parque automotor.
Para garantizar el éxito del Pacto por la Productividad, es fundamental que se instaure una labor intensa de seguimiento desde el más alto nivel del gobierno, con metas puntuales y mecanismos de gestión. Además, es crucial que la aplicación de las cinco áreas de trabajo se haga por sectores, de manera que las acciones sean concretas y estén dirigidas a resolver los cuellos de botella de la productividad, que son particulares para cada rama de la economía.
El reto es inmenso, pero si se cuenta con el compromiso de los sectores privado y público, Colombia tiene las condiciones para poner en marcha un pacto de este tipo.