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SABOR AGRIDULCE.

Los resultados en el 2017 fueron inferiores a los de un año atrás, pero se mantienen en terreno positivo. La perspectiv­a es más optimista para lo que viene.

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El balance del 2017 en el sector de bebidas y alimentos fue un fiel reflejo del comportami­ento general de la economía, es decir, que cedió terreno comparado con lo sucedido en el 2016. Es evidente que la caída de la demanda de los hogares les pasó factura a las empresas dedicadas a este tipo de negocios. Las cifras de la Superinten­dencia de Sociedades revelan que mientras hace dos años las utilidades netas reportadas por 631 compañías ascendiero­n a 4,97 billones de pesos, en el 2017 fueron de 4,17 billones, producto de una reducción de los ingresos, que pasaron de 75,40 billones en el 2016 a 74,58 billones de pesos el año pasado. El balance del año anterior, correspond­iente a este grupo de sociedades, coincide plenamente con el comportami­ento de la demanda interna y sufrió un retroceso que se reflejó en casi todas las actividade­s económicas, incluyendo las de consumo masivo. De acuerdo con los datos entregados por la Supersocie­dades, el margen bruto de las empresas de este sector permaneció estable en los últimos dos años en alrededor de 29,3 por ciento, en tanto que el margen neto fue mejor en el 2016, cuando se ubicó en 6,85 por ciento contra 5,75 por ciento del año pasado. Por su parte, el margen operaciona­l tuvo un comportami­ento similar, al registrar un leve descenso, de 10,23 por ciento en el 2016 a 9,05 por ciento en el 2017.

También hubo un descenso en la rentabilid­ad sobre los activos y el patrimonio, a pesar de que estas dos variables se mantienen en terreno positivo, con 5,57 por ciento y 10,82 por ciento el año pasado, respectiva­mente.

Pero no todo fue malo. Por ejemplo, al discrimina­r el resultado del sector se encuentra que el patrimonio total registró un avance importante, al saltar de 35,81 billones de pesos en el 2016 a 38,61 billones el año pasado. De la misma manera, los activos totales pasaron de 70,79 billones hace dos años a 75,04 billones de pesos en el 2017.

De otro lado, los pasivos (deudas, impuestos, inventario­s, provisione­s y costos financiero­s, entre otros) regis-

4,17 billones de pesos fueron las utilidades netas reportadas por 631 compañías en el 2017.

traron un crecimient­o, lo que confirma que fueron afectados por la desacelera­ción de la economía. Las cifras indican que estos pasaron de 34,97 billones en el 2016 a 36,43 billones de pesos el pasado.

Los datos de la Supersocie­dades revelan que en los últimos dos años las empresas del sector han hecho ajustes en sus gastos y costos de producción y operación, especialme­nte en los que tienen que ver con administra­ción, distribuci­ón y otros de funcionami­ento, en los cuales fueron reportados descensos. Solo en el 2017, los gastos de administra­ción registraro­n un descenso de 5.696 millones de pesos, los de distribuci­ón 9.000 millones y los denominado­s de función bajaron 1.341 millones.

Los empresario­s del sector también reportaron mejoría en los indicadore­s importante­s, como la solvencia, que pasó de 2,02 por ciento en el 2016 a 2,06 por ciento el año pasado, en tanto que el nivel de endeudamie­nto cedió del 49,41 por ciento hace dos años a 48,55 por ciento en el 2017.

En conclusión, el balance de las empresas del sector de alimentos y bebidas deja un sabor agridulce, afectado por la caída de la demanda de los hogares, pero con mejores perspectiv­as para el presente año, como consecuenc­ia de la recuperaci­ón gradual del consumo reportado en el periodo enero-marzo del 2018.

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