Carta del director.
Aquella conocida expresión según la cual ‘lo pasado, pasado’, probablemente sea aplicada por un buen número de personas vinculadas al sector empresarial colombiano cuando hablan del 2017. El motivo es que muchos quisieran dejar atrás los sinsabores de un año que se destacó por un pobre desempeño del consumo interno, lo cual hizo que cumplir presupuestos y lograr metas fuera más la excepción que la norma. El impacto de la reforma tributaria, que acabó siendo aprobada por el Congreso en diciembre del 2016, resultó ser superior que las expectativas. No vale entrar en la discusión de por qué el ajuste –cuyo plato fuerte era el incremento en tres puntos porcentuales de la tarifa general del IVA- era necesario. Para propósitos de este análisis, lo que vale la pena resaltar es que fue equivalente a un palo en la rueda para una demanda interna que venía moviéndose a ritmo lento.
A la luz de esa realidad, los resultados de las 1.001 compañías que se presentan en este informe bien podrían describirse como destacables. Con las excepciones del caso, los números principales de los estados financieros de las firmas de todos los sectores muestran una evolución positiva que, a su manera, son una comprobación de la resiliencia y la capacidad de adaptación adquiridas ante los cambios en la dirección del viento.
Las cifras hablan por sí solas y dejan en claro que no se puede hablar de retrocesos. Las condiciones atmosféricas fueron mucho más difíciles, pero a pesar de tan complejas circunstancias la nave logró sortear el oleaje y llegar a aguas más calmadas, en la medida en que la economía dejó atrás las corrientes en contra más desafiantes.
Así lo confirma que el crecimiento en la segunda mitad del año pasado superó en velocidad al registrado en el primer semestre. Esa tendencia hacia la recuperación continúa, según se desprende del
Con las excepciones del caso, los números principales de los estados financieros de las empresas de todos los sectores muestran una evolución positiva, lo que comprueba la resiliencia y la capacidad de adaptación de estas ante los cambios en la dirección del viento.
desempeño del Producto Interno Bruto entre enero y marzo del 2018. Dolores de cabeza que ocuparon la atención de las autoridades, como el comportamiento de la inflación, ya no despiertan alarmas, lo cual permite adoptar determinaciones en favor del consumo y la inversión. La rebaja en las tasas de interés es un ejemplo de ello.
Lo anterior no quiere decir que el panorama se encuentre despejado o que el camino que viene sea fácil. En el mundo siguen soplando los vientos del proteccionismo, que podrían desencadenar una guerra comercial de grandes proporciones. Barreras aquí y allá impactarían negativamente el desempeño económico global, justo cuando este pasó de ser mediocre a aceptable. Por el lado de la política, aparecen tensiones que no estaban en el radar de los observadores meses atrás.
En el plano nacional, lo más destacable es el empuje que acompaña la subida en los precios del petróleo. Las mayores cotizaciones no solo se sienten en la dinámica exportadora, sino que alientan nuevas inversiones, al hacer rentables campos y proyectos que estaban en veremos. De manera complementaria, la confianza del consumidor volvió a terreno positivo después de un largo lapso de estar en rojo, un giro que también se ve entre los industriales.
Quizá el mayor acertijo al momento de escribir estas líneas se encuentra en la definición del nombre de quien tendrá a su cargo la Presidencia de la República a partir del próximo siete de agosto. A sabiendas de que la voluntad que se expresa en las urnas no siempre es fácil de predecir, solo queda desear que los colombianos escojan a una persona capaz de infundirle ánimo a una opinión atrapada, en más de una ocasión en las garras del pesimismo. Eso ayudaría a que balances y estados de pérdidas y ganancias entreguen un parte satisfactorio cuando se haga el cierre contable de diciembre.