Siglo XXI.
‘Colombia 18.22’ es una hoja de ruta viable que nos permitirá recuperar la posición de liderazgo digital que teníamos, así como contar con entidades de gobierno modernas y eficaces, y masificar el acceso para todos los ciudadanos.
En los últimos años, el sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones se ha caracterizado por la disminución de ingresos en un ámbito generalizado de desinversión, producto de un marco legal y regulatorio que ha generado bastantes preguntas al respecto. Por esa razón, desde la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones (CCIT) y el Tanque de Análisis y Creatividad de las TIC (Tictac), desarrollamos el documento ‘Colombia 18.22’, una hoja de ruta viable que nos permitirá recuperar la posición de liderazgo digital que teníamos en el país.
‘Colombia 18.22’ se basa en tres principios fundamentales: buscar un minimalismo regulatorio, contar con entidades de gobierno modernas y eficaces y asegurar la masificación del acceso a las TIC para todos los ciudadanos. Para ello hay cinco grandes áreas de enfoque que giran en torno al incremento de infraestructura TIC, el espectro, la institucionalidad, la adopción tecnológica y la competitividad. Es este un claro caso en el que el orden de los factores no altera el resultado, pues se trata de generar un círculo por el cual se llegue a la modernización del país con un solo objetivo: “poder enfrentar las nuevas realidades de la economía digital”.
En materia de infraestructura para las telecomunicaciones, durante los próximos años se espera incrementar en 50 por ciento lo que existe hoy para brindar nuevos servicios con mayor calidad. Debemos lograr que la totalidad de los colombianos, independientemente de su ubicación o nivel de ingresos, estén conectados. Para ello debemos contar con una política
pública TIC que, desde el Ministerio, se coordine de manera integral la financiación estatal para el desarrollo orientado a materializar la transformación digital de Colombia. Ello generará mayor conectividad volviendo obligatorio, por ejemplo, el despliegue de fibra óptica en cada nuevo proyecto de vías y acueductos en Colombia. Además, la tramitología engorrosa de permisos para desplegar infraestructura deberá quedar en el pasado, poniendo el bien general por encima del particular, cosa que en muchos casos no sucede en el país.
En materia de espectro –ese insumo invisible, pero necesario para nuestras redes móviles–, hemos pasado de ser los pioneros en el 2013 para que Colombia entrara a la era de redes de 4G, a ser de los pocos países en América Latina donde no se ha subastado la banda de 700 MHZ, que es fundamental para mejorar la calidad y cobertura del servicio.
Por ello, la propuesta de ‘Colombia 18.22’ gira en torno a la asignación del espectro de manera dinámica, para así maximizar el beneficio social derivado de este escaso y valioso recurso. Además, a diferencia de otras naciones que subastan su ‘aire’ por periodos de 30 años, aumentando el valor del mismo, en Colombia solo se permite asignar el espectro fases de una década, tiempo insuficiente para amortizar completamente cualquier inversión.
En nuestro análisis del sector TIC surge la gran necesidad de determinar metas puntuales dentro del Plan Nacional de Desarrollo, con base en proyectos específicos y fechas claras que permitan lograr la transformación digital y estimular la inversión. Esto hará que se puedan desarrollar estrategias de alto impacto que logren democratizar la tecnología, por lo que debemos enfocarnos en incrementar la inteligencia ciudadana, la inteligencia empresarial y, por supuesto, la inteligencia institucional.
Sería muy interesante, por ejemplo, que la totalidad de las operaciones de back office de las empresas en Colombia fueran digitales, o que el Estado empezara a utilizar soluciones de big data –o incluso de machine learning– para encontrar correlaciones entre cada política pública y sus efectos en la calidad de vida de los ciudadanos. Mucho hemos avanzado como sector, brindando soluciones inteligentes para afrontar todo tipo de retos. Es fundamental que los encargados de cada entidad las aprovechen para hacer un mejor trabajo. El epicentro de cualquier iniciativa para lograr la transparencia de procesos debe ser la tecnología bien aplicada.
Por último, tenemos que referirnos a la competitividad que el buen uso de las TIC les pueden generar a todos los sectores de la economía. Como país tenemos la obligación de mantenernos a la vanguardia tecnológica en un entorno en constante evolución. De ahí la importancia de generar proyectos de digitalización y/o desmaterialización de los servicios sociales, empezando con la salud y la educación, por ejemplo, o fortalecer el sector productivo integrando las cadenas de valor, o lograr una mayor formalización de la economía y recaudo, generando la integración de tecnologías y servicios financieros (fintechgracion).
Está comprobado que la modernización de los países genera un retorno enorme en cuanto a calidad de vida, ofreciendo una gran cantidad de empleos altamente calificados sin restricción geográfica ni discriminación alguna, creando oportunidades para ser más eficientes y productivos en todos los ámbitos. Corea del Sur, Israel y Suecia son algunos ejemplos reales donde los gobernantes realizaron apuestas tecnológicas importantes, y muy exitosas, para brindarles un mejor futuro para todos sus ciudadanos.
El epicentro de cualquier iniciativa para lograr la transparencia de procesos debe ser la tecnología bien aplicada. Como país tenemos la obligación de mantenernos a la vanguardia tecnológica en un entorno en constante evolución.