LOS PAÍSES MÁS PROMETEDORES DEL MUNDO
Según el ‘Índice de Capital Humano’ del Banco Mundial, en una economía global basada cada vez más en el trabajo mental y menos en el trabajo manual, la salud y la educación de los jóvenes son las claves del progreso.
Quienes creen que la mayoría de los países en desarrollo no tiene remedio –o que, como dijo recientemente el presidente Trump, algunos de ellos son “países de m...”– deberían echarle un vistazo al nuevo ranking del Banco Mundial de las naciones más prometedoras del mundo: la mayoría de ellas era un desastre hasta hace relativamente poco tiempo.
El Índice de Capital Humano de la entidad, mide 157 países según el conocimiento, las habilidades y la salud que pueden esperar tener sus niños. El razonamiento subyacente es que en una economía mundial cada vez más basada en el trabajo mental y menos en el trabajo manual la salud y la educación de los jóvenes son las claves del progreso. Y a medida que los robots y la inteligencia artificial van reemplazando trabajos rutinarios, habrá más necesidad de trabajadores con habilidades especiales para hacer labores más sofisticadas.
El país número uno en el nuevo escalafón es Singapur, seguido de Corea del Sur, Japón, Hong Kong, Finlandia e Irlanda. Entre los que están más abajo en la lista se observa a Suecia (8), Alemania (11), Reino Unido (15), Israel (23), Estados Unidos (24), Rusia (34), Chile (35) y China (46). La mayoría de las naciones latinoamericanas está en el nivel medio. Costa Rica ocupa el puesto 57, seguido por Argentina (63), México (64), Ecuador (66), Uruguay (68), Colombia (70), Perú (72) y Brasil (81).
Lo que es interesante sobre este y otros rankings similares de otras instituciones internacionales es ver la rapidez con la que algunos países que eran pobres, corruptos y caóticos se han convertido en estrellas económicas mundiales. Singapur era una colonia británica tan desastrosa que Gran Bretaña, de hecho, la abandonó en 1963 y Malasia se hizo cargo de ella. Sin embargo, pronto, incluso los malayos, se fueron, y Singapur se declaró independiente en 1965. En ese momento, el ingreso per cápita de Singapur era similar al de México. Hoy, es más alto que el de EE. UU. y cuatro veces más grande que el de México.
El secreto de Singapur, decidió invertir en la educación de su gente. Al igual que Corea del Sur y Japón, tiene una obsesión nacional con la educación. Cuando visité Singapur hace unos años, una de las cosas que más me impactó fueron sus billetes de 2 dólares: en lugar de tener la imagen de sus próceres de la independencia, tienen la de una universidad y un profesor con sus estudiantes, y se puede leer en mayúsculas la palabra ‘Educación’.
En algunos de estos países, solo los estudiantes que se gradúan con las mejores calificaciones de su clase pueden aspirar a ser maestros, y disfrutan de un estatus social relativamente alto. En comparación, en la mayoría de los países latinoamericanos, la enseñanza se ha convertido en una de las profesiones peor pagadas y menos respetadas. En muchos casos, dirigentes sindicales miopes y corruptos se niegan a aceptar las evaluaciones, o el pago por mérito a los docentes.
Jaime Saavedra, uno de los autores del ‘Índice de Capital Humano’, me dijo que el problema con la mayoría de los países latinoamericanos es la falta de una “meritocracia” educativa. Los niveles de aprendizaje en América Latina están, por debajo de lo que uno esperaría, considerando los niveles de ingresos de la región, agregó Saavedra. Estoy de acuerdo. Y me preocupa que algunos países de la región puedan incluso retroceder. En México, el presidente López Obrador ha prometido anular una reciente reforma educativa que incluía la evaluación de maestros. En Argentina, los sindicatos de docentes están exigiendo salarios más altos sin aceptar las evaluaciones.
La buena noticia es que ningún país está genéticamente condenado a la pobreza. Como lo demuestra el ranking, no hay “países de m...”. Las naciones que mejoran su calidad educativa, como Singapur, pueden pasar rápido de ser países fracasados a modelos de prosperidad económica.