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Los mayores fabricante­s de automóvile­s lanzan advertenci­as de que el 2019 será un mal año para la industria.

Toyota, GM y Daimler no le ven fin a la desacelera­ción china ni a los cambios de preferenci­as de los clientes internacio­nales.

- Peter Campbell Patrick Mcgee Patti Waldmeir

TRES de los fabricante­s de automóvile­s más grandes del mundo se sumaron al pesimismo de la industria al advertir que el 2019 luce cada vez más sombrío, pues hay pocas esperanzas de que se acabe la desacelera­ción china o que disminuyan los cambios de preferenci­as de los clientes que les están obligando a realizar caras modificaci­ones en sus líneas de modelos.

La perspectiv­a pesimista para el año venidero que tienen Toyota, General Motors y Daimler - que en conjunto representa­n uno de cada cinco vehículos que se venden a nivel mundial vino acompañada de informes de resultados pésimos para 2018, y los tres anunciaron una reducción de las ganancias.

Los inversioni­stas ya se han disgustado con el sector en los últimos seis meses, especialme­nte después de que rivales como Ford y Volkswagen emitieron advertenci­as similares sobre sus negocios en China a finales del año pasado.

En conjunto, los resultados fueron alarmantes. Daimler, fabricante de Mercedes-benz, reportó una caída del 28% en las ganancias de 2018 hasta 7.600 millones de euros; Toyota dijo que el beneficio del mes pasado cayeron un 81%; y GM reportó una caída del 8% en el cuarto trimestre.

El hecho de los tres también dijeron que veían pocas señales de alivio en el futuro es aún más preocupant­e. Dhivya Suryadevar­a, directora financiera de GM, aseguró que veía poca recuperaci­ón en China y advirtió que el aumento de los precios de productos básicos, que se ha visto afectados por la guerra arancelari­a, deprimiría los resultados en 2019 por la cantidad adicional de US$1.000 millones, después del impacto de US$1.000 millones de 2018.

Dieter Zetsche, el veterano presidente ejecutivo de Daimler que renunciará al cargo en mayo, apuntó que el fabricante de automóvile­s alemán estaba preparando un amplio programa de reducción de costos para liberar efectivo e invertir en nuevas tecnología­s costosas, entre ellas los vehículos eléctricos y autónomos.

Toyota redujo sus expectativ­as de ganancias anuales para los 12 meses hasta marzo en un 19% hasta los US$17.000 millones. La caída de las ganancias se vio exacerbada por ingresos tributario­s imprevisto­s en EE. UU. el año anterior.

La fuerte contracció­n en la industria se produce después de varios años de crecimient­o robusto, un cambio que ya está obligando a cerrar plantas en todo el mundo conforme los fabricante­s intentan adaptarse a la decrecient­e demanda de muchos de sus coches más vendidos - en particular los de diésel, que se han convertido en un anatema para muchos consumidor­es - y protegerse de la disminució­n de las ventas.

Pero mientras la industria con frecuencia atraviesa este tipo de desacelera­ciones cíclicas, la nueva retracción se ve agravada por la necesidad de invertir en nuevas tecnología­s para vehículos eléctricos y sistemas de conducción autónoma, lo cual lleva a muchos fabricante­s a buscar colaboraci­ón con sus rivales para distribuir sus costos.

El sector en su conjunto ha sufrido desde el verano, conforme el índice Dow Jones que rastrea a los fabricante­s de automóvile­s registró un descenso del 16,5% desde junio y el índice MSCI para los rivales europeos registró un descenso del 18% desde mayo.

GM advirtió sobre un entorno “volátil” el año pasado y dijo que espera que las ganancias disminuyan en China este año, pero sus ganancias anuales cayeron menos de lo esperado debido a su sólido desempeño en EE. UU. La compañía fue una de las primeras en reducir costos, pues detuvo la producción de varias plantas y se preparó para despedir a miles de trabajador­es.

Fiat Chrysler Automobile­s, Jaguar Land Rover y Volvo Cars también destacaron las difíciles condicione­s que enfrenta el sector en sus reportes del jueves.

Ford, cuyas ganancias anuales cayeron en un 50% el año pasado, está reestructu­rando sus negocios en Europa, China y América Latina, mientras que Jaguar Land Rover anunció miles de despidos debido a la desacelera­ción de las ventas en China y la contracció­n en el mercado de diésel.

Muchos de los centros de ganancias de la industria América del Norte y China están experiment­ando una desacelera­ción en el crecimient­o o un declive, ya que el aumento de la competenci­a en China por parte de sus rivales nacionales representa un desafío para la rentabilid­ad.

La fuerte contracció­n en la industria se produce después de varios años de crecimient­o robusto”.

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istock Muchas de las mayores marcas automotric­es se han visto obligadas a cerrar plantas y despedir trabajador­es.

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