‘A repensar el sistema’
Néstor Rodríguez, director saliente de Compensar, dice que las cajas de compensación deben reinventarse.
Fueron 37 años de trabajo, los que Néstor Rodríguez Ardila dedicó a su labor de director g de Compensar, la caja de compensación que tiene 40 años, 2.000 empleadores y alrededor de 2.800.000 trabajadores y beneficiarios afiliados.
El economista bogotano anunció su retiro voluntario en 2018, como parte del proceso de relevo generacional de las organizaciones, hizo su empalme con Carlos Mauricio Vásquez que lleva dos décadas en la entidad y desde el 1 de julio tomó las riendas.
Además de hacer un balance de su gestión cree que es necesario hacer un cambio en el sistema y en el subsidio familiar.
Luego de 37 años y de una carrera profesional exitosa, cuándo mira para atrás, ¿qué ve?
Yo diría que gran satisfacción, el hacer parte de un gran lugar y equipo de trabajo, en una empresa que como una caja de compensación, que hace parte de este sector y que tiene vivienda, cultura, recreación y servicios financieros, eso la hace tan grande y compleja.
Este es un equipo que se compromete con mucho gusto, entonces lo que veo como logro es hacer parte de este equipo que es una maravilla.
Al inicio no era claro que Compensar llegaría a ser lo que es hoy, ¿qué produjo esa expansión con tan buena reputación?
Yo creo que fue la combinación de varias cosas, el haber nacido bajo la tutela, por así decirlo, de la fundación social del momento, le dio a la caja un propósito, es decir, nosotros venimos a hacer algo nuevo y diferente. Llegamos al mundo de las cajas, que ya estaba hecho y eso nos obligó a pensar diferente, a hacerlo distinto o nos condenábamos al fracaso.
En esa época todo era absolutamente exótico y hoy es lo normal y lo más elemental fue preguntarle a las personas: ¿cómo les gustaría que fuera el subsidio familiar?, Ellos nos dieron sus claves, que eran sencillas, pero que también diferentes. Era pensar en cuotas más altas, en salud para adultos que era muy regular, en recreación urbana y así se fue gestando.
Nadie nos dijo o nos pidió otro supermercado, nunca estuvo en nuestra cabeza y nunca lo tuvimos.
Fue eso, un propósito, una necesidad de innovar y la gente comprometida con ganas de hacer. La caja ha tenido siempre una característica y es que le ha prestado atención a la gente, con capacitaciones, en la construcción de valores y en el talento.
¿El crecimiento era un objetivo per se o una consecuencia ?
No, hay una anécdota por allá en el año 85 o 90, las empresas hacían planeación estratégica cada cinco o siete años, nosotros son sentamos a pensar y nos hicimos la pregunta, ¿será que nos quedamos pequeños al hacer una súper caja de calidad? Porque había muchas cajas de compensación pequeñas metidas con gremios, nos dimos la pelea y concluimos que si uno quiere ser relevante en seguridad social o es grande o pierde la relevancia.
Ahí dijimos, hay que crecer y la calidad deberá ser una responsabilidad gerencial, no vamos a aceptar que entre más grandes menos calidad, hay que salir con todo. Así empezamos.
Ahora si se ve, siempre mantuvimos una tasa de crecimiento superior al mercado, pero no fue que de un momento a otro crecimos, hubo unos momentos importantes, cuando absorbimos aseguradores como Afidro y antes con Indufamiliar y si se mira con lenguaje empresarial fue la toma de otras, un salto inorgánico.
Al tiempo que ocurrió esto, el entorno cambio y fue más complejo; por un lado una regulación más restrictiva y por el otro decisiones y presiones gubernamentales en áreas en las que no estaban. ¿Qué se puede destacar de esos momentos?
Fue muy importante la discusión de la Ley 100, Compensar no era la más grande, pero había tomado alguna relevancia y participamos muy activamente en ver cuál era el futuro, la estructura de seguridad social, para nosotros fue muy importante tomar la decisión de participar en salud dentro de la caja como parte de una visión integral.
En ese momento así fuera un planteamiento teórico nosotros dijimos hay que estar en todo, porque es la manera de decirle al mundo empresarial, nosotros le ofrecemos todo.
Hicimos la alianza de sociedad con Skandia, hoy en día ya no, hicimos una alianza estructural con Liberty para poder meter riesgos laborales, porque en la primera fase los riesgos era exclusivos de los aseguradores y después dijimos salud, para llegar a los empresarios con una suite de seguridad social integral. Ahí se fue definiendo lo que luego profundizamos.
Hay unos programas chéveres desde el punto de vista social, pero que van desnaturalizando el sentido de las cajas; y por eso es que en la mentalidad empresarial de unos, se tiene que el 4% es un impuesto y no debería ser así; eso pasa porque el 25% de eso va a comunidades no afiliadas: atención infantil, agencias de empleo, financiación de salud subsidiada, pero en un sentido estricto es un impuesto, porque te quitan para darle a otros y eso quita el sentido original del hagamos todos.
Esta discusión es tratada con la pertinencia del sistema de compensación familiar, siempre reitera que cuándo nació, era una Colombia distinta y que por eso es cuestionable que el sistema exista,
¿qué responde ?
Haría tres reflexiones, si, es verdad y creo que es un reto que tenemos como sistema, pero también como sociedad a repensar frente a los cambios que están pasando en el ámbito laboral, familiar, social y ¿cuál sería el aporte de una institucionalidad como la que tienen hoy las cajas de compensación?.
Se tiene un valor enorme, porque es una institucionalidad sin ánimo de lucro, concertada en el mundo del trabajo y el empresarial, que se define como solidaria y distributiva y que además está o debería estar lejos de las discusiones politiqueras, del apropiamiento del subsidio familiar.
Mal que bien, en su gran mayoría las cajas han logrado un gran beneficio social y de capitalización a favor de las clases; hoy en día habría que sentarse a reestructurarlo.
La gente piensa que solidaridad es cuando yo saco dinero para una persona y no, solidaridad es cuándo hay cosas para resolver colectivamente. Si además de eso se le pone redistribución, hay un beneficio social muy grande y creo que nuestra sociedad está mostrando que hay que preservar instituciones que sean capaces de redistribuir y de ser más inclusivos, de hacer subsidios que no mantengan a la gente en la pobreza.
Hay que cambiar, mirar nuevas formas de resolver lo principal por individuos y luego si en lo colectivo. Ese es un tema de la sociedad colombiana porque estamos acostumbrados a que siempre es culpa de los demás.
¿Esa es la principal amenaza que tiene el sistema de compensación familiar ?
Yo veo que una amenaza real y es que al final de los días no seamos capaces de adecuarnos a las realidades laborales y sociales.
Hay reflexiones sobre como se manejaba la redistribución de riqueza en el siglo pasado y si siguen siendo vigentes en este. El principal peligro está en nosotros mismos y en la irrelevancia, en ser un oferente de planes y servicios o de poner al usuario y responderle a lo que busca. En el sector es complejo, porque se tienen las realidades de distintas partes del país y sus necesidades, el Gobierno tiene una ley para todos, pero se corre el riesgo de incluir o quitar cosas que son importantes para unos y no para otros.
¿Un consejo?
No me gusta dar consejos, pero diría, primero la gente, segundo la gente, tercero es la gente, luego lo demás aparecerá, al final el compromiso es con las personas, con ser buenas fichas, las habilidades técnicas se dan por descontadas, lo importante y dónde está la diferencia es en la buena gente.
En su gran mayoría las cajas han logrado un gran beneficio social y de capitalización a favor de las clases”.