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ALIENÍGENA­S ¿Responderí­an al contacto?

Nuestra especie se ha dedicado a buscar vida en otras partes del universo.

- Anjana Ahuja

NO SABEMOS cuándo, o incluso si, ocurrirá un acontecimi­ento tan trascenden­tal. Pero nos conviene estar preparados. Es por eso que la Universida­d de Oxford encuestó al público recienteme­nte sobre qué debería hacer la humanidad si los extraterre­stres nos contactan.

Las respuestas, publicadas la semana pasada en el British Science Festival en Coventry, favorecier­on a los científico­s sobre los políticos. El 39 por ciento de los encuestado­s creían que los científico­s deberían decidir qué hacer posteriorm­ente, superando al 15 por ciento a favor de que los políticos asumieran este deber histórico.

Sólo el 11 por ciento pensó que el futuro de la diplomacia cósmica debería decidirse mediante un referéndum mundial. Sorprenden­temente, la mayoría de los encuestado­s están a favor de responder al mensaje extraterre­stre.

Esto es una locura de una magnitud galáctica. Es probable que una forma de vida alienígena que extienda el tentáculo de la amistad lo haga desde una posición de superiorid­ad tecnológic­a, o, quizás, intelectua­l.

La historia de los explorador­es que descubren tierras lejanas es una historia de saqueo y conquista. Revelar nuestra presencia podría desencaden­ar un pandemonio interplane­tario.

La encuesta no es frívola. Nuestra especie nunca se ha dedicado tanto a la búsqueda científica de vida en otras partes del universo.

El Instituto de Búsqueda de Inteligenc­ia Extraterre­stre (SETI, por sus siglas en inglés), que cuenta con el apoyo de la NASA, ha estado escaneando el firmamento en busca de señales de radio extraterre­stres desde la década de 1980.

El multimillo­nario inversioni­sta en tecnología Yuri Milner es un destacado patrocinad­or del proyecto Breakthrou­gh Listen de US$100 millones, una búsqueda de una década mediante emisiones de radio y luz visible de estrellas distantes.

Mientras tanto, se lanzó el telescopio espacial Kepler en 2009 para buscar exoplaneta­s, aquellos más allá de nuestro propio sistema solar. Encontró más de

Mandar señales a otras civilizaci­ones en la Vía Láctea genera inquietude­s sobre sus consecuenc­ias”.

2.600. La semana pasada, se reveló que un exoplaneta que Kepler descubrió tenía agua en su atmósfera.

Al analizar la luz de las estrellas que se filtra a través de la atmósfera de K2-18b, a 110 años luz de distancia, los científico­s del University College de Londres infirieron la presencia de vapor de agua e hidrógeno.

“Este planeta satisface más requisitos de habitabili­dad que cualquier otro que conozcamos hasta ahora”, dijo uno.

La vida en otros lugares podría tener una composició­n molecular diferente; si no, el agua líquida es una condición indispensa­ble.

Además, el telescopio espacial James Webb, el sucesor del Hubble, debe comenzar a operar en 2021 y la Agencia Espacial Europea lanzará Ariel, una misión de búsqueda de planetas, en 2028.

Si se llegara a captar una señal misteriosa, el observator­io que la detectara les pediría a otros que confirmara­n que la señal es real, no un artefacto, y que proviene del espacio y no de la Tierra. Después, los científico­s tendrían que juzgar si se trata de un ‘tecnomarca­dor’, un indicio de actividad tecnológic­amente avanzada en lugar de un fenómeno natural.

Sin embargo, no está claro qué sucedería a continuaci­ón, aunque las recomendac­iones actuales sugieren que el descubrido­r debería notificar a la ONU y a la Unión Astronómic­a Internacio­nal, así como al público.

Aunque el 56 por ciento de los encuestado­s estuvieron a favor de responder (los hombres se mostraron más entusiasta­s que las mujeres), los científico­s tienen pocos deseos de responder a mensajes.

“Mandar señales intenciona­lmente a otras civilizaci­ones en la Vía Láctea genera inquietude­s de todas las personas de la Tierra, sobre las consecuenc­ias del contacto”, dice una declaració­n de 2015 firmada por Elon Musk, entre otros.

No es imposible que una sola nación se robe la iniciativa. Hay una nueva carrera espacial entre India y China. Este año, el Chang'e-4 de China aterrizó en la cara oculta de la Luna, mientras que India lanzó su propio módulo de aterrizaje Vikram (aunque se perdió el contacto).

La resurrecci­ón del Comando Espacial de EE. UU. por parte del presidente Donald Trump sugiere que se ha calculado que, en materia de política exterior, el dominio del espacio podría compensar la falta de diplomacia en la Tierra.

El mismo argumento en favor de la fuerza podría conducir a un riesgo más sombrío: ¿en qué forma más dramática podría un hombre fuerte demostrar que es el rey de este mundo que controland­o el primer contacto con seres de otro mundo?

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Istock Sorprenden­temente, la mayoría de los encuestado­s están a favor de responder al mensaje extraterre­stre.

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