Amenazas contra la tranquilidad
La posibilidad de que el país mejore o mantenga la situación de orden público es una de las grandes incógnitas a la hora de hacer las previsiones económicas del 2020.
Bandas criminales, disidencias de las Farc, el Eln, organizaciones de narcotraficantes y delincuencia común siguen siendo una amenaza para la tranquilidad nacional y, en especial, para la llegada de la inversión extranjera a Colombia, clave para el país en materia de crecimiento, generación de empleo y equilibrio de la cuenta corriente.
Expertos coinciden en que no hay razones para pensar que el orden público se deteriore en el 2020, pero advierten sobre la necesidad de que el Gobierno atienda y resuelva situaciones como el descontento nacional que dio lugar a las protestas registradas en el último mes y, sobre todo, que no extienda por mucho tiempo las denominadas ‘Conversaciones Nacionales’, para evitar que se acumule el malestar sobre puntos clave como la corrupción, la desigualdad, el desempleo y la implementación de los acuerdos de paz con las Farc.
Aunque las protestas son convocadas por organizaciones sociales que actúan con plena legalidad de sus derechos, este tipo de manifestaciones son aprovechadas por grupos al margen de la ley para cometer delitos y acciones en contra de la tranquilidad nacional.
Lo que pueda suceder el año entrante respecto a dicha situación es clave para Colombia porque los inversionistas internacionales toman decisiones sobre la seguridad jurídica que las naciones ofrecen para sus capitales.
Los sectores que siempre han sido más impactados por alteraciones de orden público son el de la infraestructura petrolera, el energético y el de transporte. A ello se suma el de la seguridad personal, afectada por el secuestro.
La preocupación actual radica en que este año, a septiembre, el número de homicidios creció 2,1% si se compara con el del 2018, al llegar a 8.612 asesinatos por diferentes razones. Adicionalmente, los crímenes contra líderes sociales han encendido las alarmas de la sostenibilidad del proceso de paz.
Entre enero y septiembre de este año, las cifras del Banco de la República indican que la inversión extranjera directa creció 25%, al llegar a US$10.821 millones, impulsada por los servicios financieros y empresariales, al igual que el sector petrolero.
Estas cifras son positivas, especialmente porque el 63%, es decir, casi US$7.000 millones, corresponden a capitales que van a proyectos de sectores no minero-energéticos, como agricultura, manufacturas, electricidad, construcción, comercio, restaurantes y servicios. Estos sectores registraron un crecimiento del 81%, entre enero y septiembre del presente año. Adicionalmente, del total de inversión extranjera directa recibida en los primeros nueve meses de este año, el 45,2% correspondió a nuevas participaciones de capital.
“Por eso es urgente enviar señales claras a la comunidad internacional sobre la existencia de un diálogo nacional con todas las partes involucradas, con una agenda y cronograma concreto”, advierte la presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana, María Claudia Lacouture.