opinión

Bajo la concepción de las cadenas globales de valor, se ha demostrado que en algunos casos los costos se multiplican hasta ocho veces antes de llegar a los centros industriales. El libro ‘Comercio exterior en Colombia: Política, instituciones, costos y resultados’, muestra cómo el país está ahora tan cerrado como en la década de 1990, pues si el comercio total ha crecido, su relación con el PIB no ha aumentado, pues en ese periodo tenía un 34,7% sobre la actividad nacional y, 28 años después, en el 2018, el indicador llegó al 36,7%, mientras que América Latina logró el 46,8%. Adicionalmente, las medidas no arancelarias afectan a casi el 80% de las importaciones, frente al 27% en 1992. Lo preocupante es que la Nación está muy retrasada, más cuando cada vez el mundo está más abierto. La CCI, en su Índice de Apertura Económica (OMI) del 2017, ubicó a Colombia en el puesto 51 de 75 países, con una calificación de 2,6 en este aspecto del comercio, donde 6 es lo más abierto. Después de 30 años de ‘apertura’ y con el avance mundial, es posible decir que el país sí está más cerrado que hace 30 años.