Desde el corazón de Mon Laferte

La artista chilena

Mon Laferte ha pasado toda su vida tratando de abrirse paso en la música. De adolescente –a los 13 años– hizo parte del conservatorio de Viña del Mar, Chile, y desde entonces no ha parado de tocar, no solo instrumentos musicales, sino también las puertas que le permitan compartir la música con el mundo.

Aunque su país natal alcanzó reconocimiento en la industria, su deseo por ser escuchada en muchos más

lugares la llevó a México. Allí se consolidó como una de las cantautoras más reconocidas de la industria musical, con su fusión de música folk y alternativa. Actualmente es la cantante chilena con más ventas en la era digital. Hasta la fecha ha vendido cerca de 800.000 copias digitales, entre álbumes y singles, con el respaldo de tener un gramófono de los Grammy Latinos por la mejor canción alternativa.

Y, aunque vive la mayoría del tiempo en el país azteca, se considera una ciudadana del mundo. Eso sí, no olvida sus raíces, es por eso que a la hora de practicar otra de sus grandes pasiones, la cocina, vuelve a sus orígenes.

“Me encanta cocinar. Cocino muy como mamá, muy casero”, afirmó durante su paso como editora invitada en PUBLIMETRO.

De hecho, una de sus recetas favoritas es un plato muy típico de Chile, el tomaticán. Este plato forma parte de la comida criolla del país austral y se compone de muchos ingredientes que trajeron los conquistadores durante el siglo XVI, como también de algunos elementos que poseían los indígenas autóctonos y que tiene extensión hasta nuestros días en la cocina.

Aunque es un plato que generalmente está acompañado de carne, como bien sabemos, la artista es vegana, por lo que a la receta de su mamá le sacó la carne y la llenó de amor.

Para cuatro porciones.

Es un plato que se acompaña con arroz y papa, para que desde la cocina hasta la mesa refleje el amor casero. De hecho, nos confesó que uno de sus secretos a la hora de elaborar sus comidas es agregar un poco de ajo.

“El ajo no falla. Cualquier cosa, si le pones ajo, queda bien”, confesó.

No cabe duda de que Mon, así como sabe ‘cocinar’ sus composiciones, también sabe jugar con los sabores, texturas y olores de la comida para recordar sus raíces.